Análisis post eleccionario

Analistas marcan a Villa Elvira como un punto importante en la última elección.
Hubo un voto silencioso, meditado y estratégico que maduró en el seno de la ciudadanía después de las PASO y que provocó, de alguna forma, un sorpresivo cimbronazo político.
Ninguna encuesta pudo anticipar lo que ocurrió el domingo. Y la verdad, es que los propios candidatos se vieron -para bien o para mal- sorprendidos por los resultados.
La incógnita estaba centrada en si iba a haber o no ballotage. Todos los analistas, encuestadores y dirigentes políticos estaban de acuerdo, sin matices, en que se iba a definir por un margen muy estrecho. Eso significaba que la diferencia entre Scioli y Macri iba a estar en la orilla de los diez puntos; apenas más arriba (hubiera sido un triunfo en primera vuelta) o apenas más abajo (se hubiera dado el ballotage previsible). Pero pasó algo muy distinto.
UNA OPCIÓN SELECTIVA Y ESTRATÉGICA
Las encuestas aseguraban que en la primera vuelta se mantenía “la foto de las PASO”. Y hablaban de la famosa escalera: 40, 30, 20. Veían dificultades de Scioli para trepar por encima del 40, pero no marcaban el riesgo de caer por debajo de los 38, como ocurrió. Veían a Macri con limitaciones para escalar sobre los 30, pero no lo imaginaban en el rango de los 35, como ocurrió.
En algo acertaron efectivamente en las encuestas: el voto a Massa se mantuvo. Y en eso hay un mérito especial del candidato de UNA, porque no sólo resistió la polarización sino que logró retener el caudal completo de las PASO (el que habían sumado en la interna con De la Sota), a pesar de que Córdoba se corrió fuertemente hacia Macri. Quiere decir que Massa captó en la general votos nuevos, que no había tenido en agosto.
Lo que hubo, entonces, no fue una corrida masiva de votos. No se desmoronó por completo el caudal de ninguno de los postulantes. Ni siquiera Margarita Stolbizer, que prácticamente naufragó, perdió la mayor parte de lo poco que había conseguido en las PASO: del 3,5% bajó al 2,5. Podría haber sido peor si se hubiera producido una corrimiento estrepitoso. Lo que pasó, entonces, fue que una franja del electorado se desplazó hacia el voto útil y selectivo, con fuerte corte de boleta. Macri creció con un voto “no militante” que en las PASO se había dispersado, había sido en blanco o no había existido. El ausentismo bajó casi un 10% entre las PASO y la general.
MUCHO CORTE DE BOLETA
En ese voto silencioso, fue clave el corte de boleta. Todos los encuestadores y analistas pronosticaban que no iba a alcanzar niveles tan elevados. Sostenían que entre la intención del corte de boleta y el efectivo corte siempre hay una brecha grande e insalvable. Es probable que esa brecha exista, pero esta vez los resultados muestran una fuerte incidencia del corte. Eso hizo, por ejemplo, que Vidal ganara en la Provincia sin que lo hiciera Macri. Y al revés, que Scioli se impusiera en la Provincia como candidato a Presidente y perdiera Aníbal Fernández como postulante a la Gobernación.
SE DEBILITÓ EL VOTO PERONISTA
Lo que dejó la elección es un debilitamiento de lo que podría considerarse el voto cautivo del peronismo. El resultado de la Provincia es un reflejo de ese fenómeno. En la interna entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez habían sumado en agosto algo más del 40 por ciento. Todos los analistas coincidían en que ese caudal era “peronista” y que muy difícilmente se fuera a correr hacia Vidal.
Pero Aníbal Fernández, que resultó un candidato con alto índice de rechazo entre el electorado independiente, no pudo tampoco retener ese caudal. En la general estuvo en el 35 por ciento.
Vidal subió diez puntos en relación a las PASO (del 30 a casi el 40%) sin que se modificara prácticamente el caudal de Felipe Solá, que se mantuvo en el orden del 20 por ciento.
El análisis del voto en los distritos muestra este mismo fenómeno. Cambiemos ganó en bastiones históricos del peronismo. Berisso es uno de los ejemplos más sorprendentes y emblemáticos.
En el análisis del voto platense, se observa también que en algunas barriadas como Villa Elvira, donde el PJ ha sido imbatible en las últimas décadas, hizo una gran elección Vidal.
SE AFIRMA LA “ADHESIÓN CONDICIONAL”
El comportamiento de los votantes y la propia dinámica del proceso electoral hacen que se consolide lo que podría denominarse la “adhesión condicional”. Macri ha logrado crecer en su caudal de votos con el apoyo de ciudadanos que, en una primera opción, se habían inclinado por otro candidato. La segunda vuelta hará que uno y otro postulante reciban también votos que fueron ajenos en la primera votación. Cualquiera sea el próximo Presidente, llegará entonces a la Casa Rosada con votos que no son incondicionales. Sin duda, eso marcará la nueva etapa en la Argentina.