Tres menores fueron arrestados por la policía, en la tarde de ayer, luego del homicidio de un hombre de 27 años en 122 entre 611 y 612 de Villa Alba. Quedaron a disposición de la Justicia en la comisaría 16ta de Ponsati.
Mientras por estas horas se aguarda el parte oficial, la
síntesis de lo sucedido lo aportó una magnífica nota desarrollada a través del
Diario El Día, donde da cuenta de los últimos momentos de la víctima. “No me
mates, por favor no me mates”, le suplicó Junior Gamarra (27) a su ejecutor,
mientras éste lo acorralaba con la punta del fierro. Otras dos sombras, menores
como el que empuñaba el arma de fuego, observaban de cerca e impasibles la
escena.
El sol de la tarde les daba en la cara y hacía brillar el metal de la pistola, acaso la misma que habían utilizado los cuatro para robar una moto días atrás. “Por favor”, volvió a implorar. El ruego del joven no tuvo respuesta: rebotó en el aire y nunca llegó a oídos del verdugo, que accionó el gatillo al menos cuatro veces. En el barrio de Villa Alba, los estruendos resonaron en cada rincón. Gamarra recibió con su cuerpo el plomo, que lo atravesó en el tórax y en la cabeza.
Al sonido de los disparos le siguió el de los escapes de dos motos, las que usaron los tres chicos para escapar de la escena. Detrás de sí dejaron a la víctima malherida, inmóvil y con el destino sellado. Algunos testigos afirmaron que la ambulancia “nunca llegó” y que Junior tardó “30 minutos en morir” desangrado, su cuerpo cruzado sobre el césped de la vereda y una zanja. La Policía llegaría poco después y en minutos detuvo a dos de los presuntos implicados, de 15 y 17 años. Lo que no sabían los autores del crimen -o no les importó-, es que hubo otros ojos que presenciaron el hecho. Y una cámara que los filmó en plena acción asesina. “SE REGALÓ” La principal hipótesis de los investigadores es la misma que ayer por la tarde le contaron dos testigos a EL DIA.
La vendetta se habría gestado por la venta de una
motocicleta que los cuatro protagonistas de la historia habían obtenido de
manera ilegal. “Salió hace tres meses de la cárcel y se puso a robar con estos
pibes, que son una banda medio pesada. Se regaló, vino a arreglar las cosas
solo pero lo reconocieron y lo mataron”, graficó un vecino.
Los tres sospechosos vivirían en la vecindad, no muy lejos
de donde acribillaron al fallecido. Según pudo reconstruir este diario, el
homicidio comenzó a gestarse en 122 y 609, cuando Gamarra descendió del
colectivo y caminó hacia 611. Eran las 15 horas. Uno de los adolescentes que
después le darían muerte lo vio, avisó al resto y entonces comenzó al cacería.
“Dos iban en moto y
otro corriendo; uno vino por 609, otro por 610 y” el restante “por 611”, contó
un frentista que presenció toda la secuencia. Lo llevaron a golpes por algunas
cuadras; Junior intentó escapar pero nunca tuvo verdaderas posibilidades.
“Jugaron” un tiempo con él, hasta que lo detuvieron de una patada en las
costillas. El impacto lo hizo caer, justo en el lugar donde le quitarían la
vida. “Cuando sacaron el fierro y un cuchillo, me fui corriendo. Después se
escuchó ‘pla, pla, pla, pla’... cuatro le dieron, tres en la cabeza y uno en el
pecho”, añadió el testigo.
Le sacaron sus pertenencias, una mochila y la gorra con
visera, pero luego descartaron todo a los pocos metros. Con un operativo
cerrojo, la Policía atrapó a los adolescentes mencionados en 126 entre 612 y
613. Además, secuestraron dos motos que tenían pedido de secuestro activo. Al
tercero, de 14, lo atraparon tras una breve persecución. En la causa interviene
la UFI Nº 17, a cargo de la fiscal María Eugenia Di Lorenzo. “Yo los vi.
Estaban quemados, pasados, actuaron con mucha violencia”, cerró la fuente.