Llama la atención y sorprende cada día más la informalidad
con la que operan por las calles de Villa Elvira, los trabajadores
mensualizados y de cooperativas del Municipio. No solamente tienen magros sueldos,
sino que trabajan con vestimentas particular sin uniformes acordes a la labor.
Desde hace mucho tiempo, NVE insiste en la necesidad que a los trabajadores del Municipio se los debería dotar de vestimenta y elementos para desarrollar tareas específicas. Además, el ejecutivo debería implementar un canon mensual para que el operario pudiera mejorar su vestir.
A menudo, los obreros que ganan sueldos por debajo de los 15
mil pesos mensuales y son los encargados de desarrollar las tareas más diversas
que van desde la limpieza de calles, zanjas, cortar ramas o hacerse cargo de
levantar un animal en descomposición, lo hacen con ropas particulares.
Aconsejable sería que lleven ropa de gabardina, botas y
guantes de trabajo. Seguramente debe existir un convenio colectivo de trabajo
que respete la dignidad del trabajador, el cual no se está cumpliendo. A diario,
funcionarios y concejales se jactan de la labor sin reparar en las condiciones que
trabajan estas personas.
Se los ve poniendo en riesgo su humanidad entrando en zanjas
con zapatillas. Donde un fierro o elemento corto punzante les podría generar un
daño que infestado por el lugar donde operan les podría agravar la herida. Levantan
basura del piso a mano limpia. En ocasiones agujas, vidrios o latas podrían y
deben haber dañado a más de una persona.
Es importante mencionar que el propio intendente, Julio
Garro, salió hace pocos meses a anunciar el pase a planta de más de 5 mil
empleados de cooperativas, de los cuales hasta el momento una cifra menor a los
mil pudieron lograrlo y el resto hasta tuvo problemas para cobrar sus aportes.
Alguien
creyó en algún momento que un chaleco refractario cuida y previene a los
trabajadores locales y del amplio territorio del Municipio platense. O al menos
que unas zapatillas flechas serán gran soporte para que no pasen los vidrios.
Al menos deben entender que los cayos en las manos del laburante previenen la
piel para que no ingrese un elemento punzante.
Una vez fue el propio delegado de Altos de San Lorenzo, Oscar Vaugagna, luego tres veces concejal, que junto a operarios de la administración marcaron en la 72 y 19, el cruce hacia el casco. Hasta ese momento, la obra encabezada por Alak de la Circunvalación no preveía esa salida.
Es importante contextualizar que Vaudagna era delegado porque Alak lo había puesto allí. Fue así, que finalmente ante la manifestación de los propios se avanzó con la salida de Altos hacia el centro.
En este caso ni los propios consortes de Garro, ni de la oposición que allá andan organizando cursos de Skate en el Club 19 de Febrero, se interesan en la situación de estos laburantes que cobran sueldos indignos y que no les dan un uniforme acorde a las tareas que desarrollan.