El viernes por
un retraso en la llegada de la mercadería del Servicio Alimentario Escolar en
la Primaria 23 y Secundaria 81, 7 y 601, se formó dos cuadras de cola y los
docentes debieron trabajar como de repositores de supermercado para entregar
las cajas. Hubo enojos y malestar entre los padres que eligieron los grupos de WhatsApp
escolares para quejarse.
Una maestra de la Primaria 23 comentó
haberse sentido furiosa por los pormenores que provocaron colas de padres de
dos cuadras, el atraso de llegada del camión y la convocatoria de docentes y
auxiliares para trabajar luego de finalizado su turno.
Según relató la docente, los padres de los
alumnos fueron convocados para retirar mercadería partir de las 12 pero algunos
se adelantaron unas horas para ser los primeros. Pero por una demora de los
proveedores terminaron siendo entregadas pasadas las 17.
“Luego
de haber estado trabajando todo el día desde las 8 de la mañana con clases
presenciales tuvimos que hacernos cargo del SAE. Inspección dio orden de no
suspender las clases por entrega de SAE, pues por primera vez la mercadería
venía en cajas y los docentes no tenían que repartirlas. Cada familia agarraría
su caja, se suponía que el personal de la escuela sólo debía anotar en la
planilla a las familias que retiraban la mercadería” narró Aguirre.
Las burbujas de contacto que tienen cada
docente con sus alumnos, creadas en el marco de la pandemia mediante la
aplicación de WhatsApp, comenzaron a sonar constantemente. “A medida que la
hora pasaba, todos los docentes mientras estaban dando clases en esta escuela o
en otra dónde cumplían su otro cargo, comenzaron a recibir mensajes en los grupos
de WhatsApp consultándonos qué sucedía y por qué la mercadería no llegaba” dijo
la docente.
A medida que pasó la hora, muchos de las
familiares que esperaban la mercadería tuvieron que abandonar las colas por
trabajos o labores familiares y utilizaron el medio informativo escolar para
interrumpir a los decentes con pedidos de guarda de las mercaderías o con
planteos sobre el respeto de los horarios.
Se supo que sobre un total de 500
matriculados son un total de 330 las familias que retirar mercadería. Cuando
llegó el camión había dos cuadras de colas. Los docentes y no docentes debieron
contar las cajas que venían en los pallets y organizar la entrega.
En ese sentido, la docente dijo: “Ahí se vio
claramente como las cajas de abajo estaban aplastadas y de algunas salía
líquido. Cada pallet era más alto que una persona, así que, aunque se suponía
que el personal escolar no tenía que cargar las cajas había que ayudar a correrlas
para poder bajarlas (había abuelos, adolescentes y madres embarazadas para
retirar su caja) y allí nos encontramos con otra sorpresa, las cajas no estaban
selladas en el fondo, es decir que cuando corrías un poco la caja, la
mercadería empezaba a caerse por abajo”.
Según la describió como una “odisea” la
jornada del viernes que no finalizó ese día, ya que la comunidad educativa tuvo
que poner a resguardo la mercadería de aquellos que se retiraron y entregarlas el
lunes en el establecimiento. Luego de la tarea de docencia, ataviadas con
barbijos, cascos y respetando las medidas de seguridad, el personal ofició de repositores,
changarines, embolsadoras y repartidores de SAE.
“La pandemia
solo logro mostrar lo mejor y peor de cada uno, pero la cara y el cuerpo con
nuestros alumnos y sus familias la seguimos poniendo los docentes y no
docentes. Los gremios bien en silencio, están para la foto y los políticos bien
guardaditos en sus casas. Amo la escuela pública y sigo afirmando que sólo se
sostiene en el tiempo por los que ahí trabajamos pues pasan los gobiernos de
toda clase política, pero nada mejora sustancialmente” finalizó la docente.