El 17 de agosto de 1938 buscando acompañar el crecimiento de la localidad y para que se convierta en lugar de reunión de los nuevos pobladores, un grupo de vecinos coronó la primera comisión del Centro de Fomento Villa Elvira que más tarde terminó comprando los terrenos donde hoy se levanta en 120 y 75.
El club está ubicado en el centro neurálgico
de lo que fueran en aquel momento los primeros loteos de la parcelada finca de
Samuel Ponsati y que luego recibiera el nombre de Villa Elvira en honor a
Elvira Sotés su esposa.
El nuevo asentamiento de casas no tardó en
llenarse con varias viviendas que se fueron levantando rápidamente por aquellas
personas que encontraron en la disponibilidad de tierras una oportunidad para
su casa propia.
Lo que ocurrió en ese entonces es que los
nuevos vecinos buscaron la manera de encontrar un punto de reunión en medio del
desarrollo edilicio que iba floreciendo en la región. Decidieron unir sus
esfuerzos en la fundación de un club de barrio que albergara el sentir popular y
así nació lo que en un primer momento fue Club de Defensores de Villa Elvira,
el cual con el correr del tiempo, según relató el vecino destacado de la
localidad, Carlos Caramés, se convirtió en Centro de Fomento Villa Elvira.
Cabe mencionar que por muchos años el Centro
Cultural que funcionó en el emblemático club de 120 y 75 se lo denominó “Carlos
Carames” en honor al destacado frentista local.
La primera comisión directiva de la
institución, que hasta el eso momento no tenía un lugar de reunión y fue
convocada en la casa de un vecino, estuvo conformada por el presidente: Juan Bidondo, Juan Erba como vicepresidente y
Manuel Caramés, Máximo Arias y Domingo Visioli como Secretarios.
A partir de su conformación el barrio se puso
a trabajar en conjunto para concretar la casa propia para el nuevo club que se había
fundado. Muchos vecinos aportaron tiempo y dinero para que se llegue a la
compra del terreno y colocar la piedra fundamental.
Cuentan vecinos históricos que, en el almacén
del primer Presidente, que tenían anexadas canchas de bochas, se organizaban
encuentros recaudar fondos. Allí mismo también invitaban orquestas para
festivales. En lo de uno de los Vice, Juan Erba o de la familia Risso, se
hacían bailes también para sumar dinero a la causa. Por supuesto que todo el
barrio aportaba y disfrutaba de los encuentros por donde pasaron orquestas
memorables y excelentes músicos locales.
El
esfuerzo valió la pena porque la ingeniería económica de aquel entonces logró
que el trabajo mancomunado tuviera un final feliz: La comprar del predio donde
hoy se encuentra ubicado el Centro de Fomento den 75 y 120.
Allí se concentraron los vecinos no solamente
para jugar a las cartas, bailar y practicar deportes a medida que avanzaban las
obras, sino que también sirvió como sostén de los pobladores que se acercaban a
tratar los temas que los preocupaban.
El lugar fue eje neurálgico por donde pasaban
los reclamos para que las autoridades municipales atendieron las necesidades de
la región. Gran parte del crecimiento de ese sector de Villa Elvira se lo deben
a los impulsores del Centro de Fomento.
Hace algunos años, luego de meses de zozobra
entre la nebulosa judicial y pases de manos, y cuando parecía que iba terminar
siendo un lugar de puertas cerradas como varios clubes de la región, una nueva
Comisión Directiva asumió la responsabilidad de manejar la institución de 120 y
75, presidida por Daniel Rodríguez.
Un largo
listado de socios que incluyen a varias familias que aún hoy residen en la zona
como los Bidondo, Erba, Caramés, Orfini, Kempter, Bisioli, Arias, Rivelli, Del
Bueno, Puig, Risso, Belmonte, Trofano, Gonzalez, Gulino, García, Bosisio,
Aranda, Zanetto, Dipila, Albarellos, Comotti, Fasanaro, Dihel, Lezica, Ureta,
Martinez, Moreno, Puertas, Spicoli, Torti, Benedeti, Nicastro, Prugna, Mahuad,
Bormape, Santoro y Lemos, no solamente los marcará la historia como aquellos primeros
afiliados al Centro de Fomento Villa Elvira, sino que también como gran parte
de la historia gran de Villa Elvira.