A 44 años del golpe militar que derrocó al gobierno
peronista de Isabel Martinez de Perón y que desencadenaría la dictadura más
brutal que se diera sobre nuestro suelo.
Día histórico se vivió en éste milenio, cuando el ex
presidente argentino, Néstor Carlos
Kirchner, procedió a hacer descolgar los cuadros de los principales genocidas
de los gobierno de facto, fue un 24 de marzo de 2004, luego de la firma de la
creación del Museo de la Memoria y para la promoción y defensa de los Derechos
Humanos.
Queridos Abuelas, Madres, Hijos: cuando recién veía las
manos, cuando cantaban el himno, veía los brazos de mis compañeros, de la
generación que creyó y que sigue creyendo en los que quedamos que este país se
puede cambiar. (Aplausos)
Fueron muchas ilusiones, sueños, creímos en serio que se
podía construir una Patria diferente y también cuando escuchaba a H.I.J.O.S.
recién vimos la claudicación a la vuelta de la esquina. Es difícil, porque
muchos especulan, porque muchos están agazapados y muchos esperan que todo
fracase para que vuelva la oscuridad sobre la Argentina y está en ustedes que
nunca más la oscuridad y el oscurantismo vuelvan a reinar en la Patria.
(Aplausos)
Las cosas hay que llamarlas por su nombre y acá si ustedes
me permiten, ya no como compañero y hermano de tantos compañeros y hermanos que
compartimos aquel tiempo, sino como Presidente de la Nación Argentina vengo a
pedir perdón de parte del Estado nacional por la vergüenza de haber callado
durante 20 años de democracia por tantas atrocidades. (Aplausos)
Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía y me
guía, es justicia y lucha contra la impunidad. A los que hicieron este hecho
tenebroso y macabro de tantos campos de concentración, como fue la ESMA, tienen
un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo argentino. (Aplausos)
Por eso Abuelas, Madres, hijos de detenidos desaparecidos,
compañeros y compañeras que no están pero sé que están en cada mano que se
levanta aquí y en tantos lugares de la Argentina, esto no puede ser un tira y
afloje entre quién peleó más o peleó menos o algunos que hoy quieren volver a
la superficie después de estar agachados durante años que no fueron capaces de
reivindicar lo que tenían que reivindicar (Aplausos)
Yo no vengo en nombre de ningún partido, vengo como
compañero y también como Presidente de la Nación Argentina y de todos los
argentinos. Este paso que estamos dando hoy, no es un paso que deba ser llevado
adelante por las corporaciones tradicionales que por allí vienen especulando
mucho más en el resultado electoral o en el qué dirán que en defender la
conciencia y lo que pensaban o deberían haber pensado. (Aplausos)
Por eso, sé que desde el cielo, de algún lado, nos están
viendo y mirando; sé que se acordarán de aquellos tiempos; sé que por ahí no
estuvimos a la altura de la historia, pero seguimos luchando como podemos, con
las armas que tenemos, soportando los apretujones y los aprietes que nos puedan
hacer. Pero no nos van a quebrar, compañeros y compañeras.
Aquella bandera y aquel corazón que alumbramos de una
Argentina con todos y para todos, va a ser nuestra guía y también la bandera de
la justicia y de la lucha contra la impunidad. Dejaremos todo para lograr un
país más equitativo, con inclusión social, luchando contra la desocupación, la
injusticia y todo lo que nos dejó en su última etapa esta lamentable década del
’90 como epílogo de las cosas que nos tocaron vivir.
Por eso, hermanas y hermanos presentes, compañeras y
compañeros que están presentes por más que no estén aquí, Madres, Abuelas,
chicos: gracias por el ejemplo de lucha. Defendamos con fe, con capacidad de
amar, que no nos llenen el espíritu de odio porque no lo tenemos, pero tampoco
queremos la impunidad. Queremos que haya justicia, queremos que realmente haya
una recuperación fortísima de la memoria y que en esta Argentina se vuelvan a
recordar, recuperar y tomar como ejemplo a aquellos que son capaces de dar todo
por los valores que tienen y una generación en la Argentina que fue capaz de hacer
eso, que ha dejado un ejemplo, que ha dejado un sendero, su vida, sus madres,
que ha dejado sus abuelas y que ha dejado sus hijos. Hoy están presentes en las
manos de ustedes.
Muchísimas gracias y abracémonos fuertemente por un país
distinto.