Sube al Cervantes una obra inspirada en Villa Elvira


La imagen puede contener: una persona, barba e interior    Se destaca en el Teatro Nacional Cervantes una obra escrita y dirigida por el dramaturgo, Blas Arrese Igor, titulada “Jamlet de Villa Elvira”.  
    El mítico teatro enclavado en Córdoba y Libertad, ofrece esta producción para temporada 2019 con un título bien nuestro que nace en nuestra ciudad de la mano del autor y que ocupará la famosa marquesina
    El creador de la obra es dramaturgo, director, actor y docente en arte. Blas Arrese Igor (foto) además es  licenciado en comunicación egresado de la UNLP y realiza participaciones periodísticas en publicaciones relacionadas con las artes escénicas.
Es docente de la carrera de Dirección Teatral en el IUNA (Buenos Aires) y en nuestra ciudad coordina su Taller de Entrenamiento Actoral y Creaciones Escénicas y dicta clases de actuación en Brasil, Francia y España.
   En un amplio texto que se puede bajar de la página oficial del Teatro destacan que:  “El autor y director Blas Arrese Igor trabaja para su tesis doctoral con un grupo de teatro y su contexto en Villa Elvira, barrio periférico de la ciudad de La Plata. En su obra convergen tanto su investigación como la experiencia con el grupo La Franja Social Teatral, cuya sede es un lugar de pertenencia, un refugio para las inundaciones y un espacio de resistencia y creación en torno a la práctica teatral. El director y el grupo crean una versión contemporánea, libre y experimental del Hamlet shakespereano: indagaciones teatrales, subjetividades del grupo, biografías personales e investigación etnográfica se tensan en una propuesta que imbrica la materia ficcional con el género documental”.
    Agregan por último que “emerge una reescritura de orden plástico-conceptual que disuelve toda dependencia con el clásico de Shakespeare. Jamlet de Villa Elvira atraviesa el texto del autor isabelino y su dimensión histórica para encontrar en él otros relatos, otras asociaciones perceptivas. Llega a través del texto clásico a una tesis sobre nuestra coyuntura y, finalmente, torna material aquello que apunta Jan Kott: “cada generación encuentra en Hamlet sus propios rasgos, su sensibilidad contemporánea””.