En las redes
sociales se puede encontrar de todo y muchas cosas que son de un aprendizaje
quedan en el paso del tiempo y se tapan con historias que no dejan nada. Es por
ello, a través de Noticias de Villa Elvira expondremos aquellas historias, anécdotas
o publicaciones que dejan algo para el lector.
En éste caso la
enseñanza de un ignoto profesor, más sacado de un libro de cuentos que con un
roce con la realidad que habla sobre el derecho de las personas.
En el primer día de clase, el profesor de “Introducción al
Derecho” entró al aula y lo primero que hizo fue pedir el nombre de un
estudiante que estaba sentado en la primera fila:
¿Cuál es su nombre?
Mi nombre es Nelson, Señor.
¡Fuera de mi clase y no vuelva nunca más! – Gritó el maestro
desagradable.
Nelson estaba desconcertado. Cuando volvió en sí, se levantó
rápidamente recogió sus cosas y salió de la habitación.
Todo el mundo estaba asustado e indignado, pero nadie habló.
¡Muy bien! – Vamos a empezar, dijo el profesor.
¿Para qué sirven las leyes? preguntó el maestro – los
estudiantes seguían asustados, pero poco a poco empezaron a responder a su
pregunta:
Para tener un orden en nuestra sociedad.
¡No! – Respondió el profesor.
Para cumplirlas.
¡No!
Para que las personas equivocadas paguen por sus acciones.
¡No!
¿Alguien sabe la respuesta a esta pregunta!
Para que se haga justicia – una muchacha habló con timidez.
¡Por fin! Es decir, por la justicia.
Y ahora, ¿qué es la justicia?
Todos empezaron a molestarse por la actitud tan vil del
profesor.
Sin embargo, continuaron respondiendo:
A fin de salvaguardar los derechos
humanos …
Bien, ¿qué más ? – preguntó el maestro.
Para diferenciar el bien del mal, para recompensar a
aquellos que hacen el bien…
Ok, no está mal, pero respondan a esta pregunta:
“¿Actué correctamente al expulsar a Nelson del aula?”
Todos estaban en silencio, nadie respondió.
Quiero una respuesta por unanimidad!
¡No! – Todos contestaron con una sola voz.
Se podría decir que he cometido una injusticia?
¡Sí!
¿Y por qué nadie hizo nada al respecto? Para que queremos
leyes y reglas, si no tenemos la voluntad necesaria para practicarlas? Cada uno
de ustedes tiene la obligación de hablar cuando es testigo de una injusticia.
Todo . ¡No vuelvan a estar en silencio, nunca más! Vayan a buscar a Nelson –
dijo. Después de todo, él es el maestro, yo soy un estudiante de otro período.
Aprendan que cuando no defendemos nuestros derechos, se
pierde la dignidad y la dignidad no puede ser negociada.