Corazones Azules nació como una campaña muy seria en Ecuador, replicándose en muchos países. El nombre viene del color que se pone la sangre tras la asfixia -violácea azulada- por falta de oxígeno. La vida se va en un instante. Los choques alteran. Y la impotencia de cualquier ser humano surge cuando, al pasar los años, ninguna estadística que difunde un medio “despierta” a quienes toman las decisiones y están en “el volante” de una sociedad.
Una ONG que colabora en el cambio de esta problemática, el viernes fimó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante de La Plata (número de expediente 66105) en el cual solicita que se declare la emergencia vial y que se trabaje en un Plan integral de Seguridad Vial para la ciudad.
Es la segunda vez que presenta una propuesta de este tenor. En julio del año pasado ya lo había hecho con esta sentencia: “se perdieron casi 11 meses de trabajo. Hay 79 vidas que se podrían haber salvado”.
La política tiene una finalidad clara, cuando las políticas no son nada claras precisamente. Bajar los altos índices de muertos y heridos en siniestros viales, un récord lamentable que tiene La Plata.
La iniciativa convoca en su artículo 2 a “instituciones intermedias, educativas y otras ONG para trabajar junto a la Municipalidad en la elaboración de un plan integral de seguridad vial”.
Corazones Azules en nuestra ciudad no cuenta con ningún miembro que haya sufrido el fallecimiento de un familiar, y trabajan sin fines de lucro. Van a los lugares del siniestro, corroboran los datos de los accidentes en la fiscalía y difunden la verdad. Los datos no mienten. Otros que mienten con promesas, parecen colaborar… con la lista negra.
Esta semana tiene en la agenda de los responsables de Corazones Azules distintos encuentros, especialmente con los presidentes de bloques del Consejo Deliberante, para que se trate el tema en la próxima sesión con los legisladores en su banca.
En la conferencia de prensa, aseguraron que la agenda de los políticos debería tenerlo como tema central. “En los últimos 10 años fallecieron aproximadamente 75.000 personas en todo el país, el equivalente a que hubiese desaparecido la población de una ciudad completa como el Partido de La Costa, o de las localidades de Olmos y Villa Elvira”.