Entre agosto de 2015 y principios de 2016, la Villa Elvira de la Ciudad de La Plata, en Argentina, sufrió el duro golpe de 5 suicidios sucesivos de un grupo de jóvenes amigos. El miedo y la desesperanza se apoderaron de la zona pero todo cambió en junio de este año, cuando decidieron consagrar la localidad al Sagrado Corazón de Jesús.
La historia se remonta al 23 de agosto de 2015 cuando un joven de 19 años de nombre Gustavo se ahorcó fuera de su casa. Para recordarlo, sus amigos le hicieron una ermita y empezaron a juntarse allí casi todas las noches. Al cabo de un mes, otro joven del grupo se mató, y así sucesivamente hasta principios de este 2016. En total cinco muertes y varios intentos de suicidio.
La madre María Harissa Achem, superiora local de la comunidad de las Hermanas Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, que tiene a cargo el Oratorio Don Bosco de la Villa Elvira, explicó que este drama tiene gran parte de su raíz en “que los chicos no tienen ideales grandes a causa de la pobreza y la droga”.
La religiosa explicó que “cuando llegan a los 13 o 14 años, la mayoría no logra terminar la secundaria y empiezan a trabajar en albañilería o electricidad. Muchos de ellos en la villa se reúnen por las noches generalmente a charlar pero también corre la droga”.
“Nosotras trabajamos en esta villa miseria desde hace casi 11 años. Los chicos vienen acá a tomar desayuno, a aprender a leer y escribir, a rezar. A estos jóvenes que se mataron los conocíamos desde pequeños, eran como nuestros hijos”, señaló la religiosa.
“Muchos de nuestros niños y jóvenes han aprendido a tener una linda relación con Dios”, continuó la madre Harissa, “por eso cuando los primeros chicos se empezaron a matar, los demás se vieron asustados y acudieron a pedirnos ayuda espiritual”.
“Providencialmente se acercaron a pedir ayuda en junio de este año, en el mes del Sagrado Corazón de Jesús”, relató la provincial de las Servidoras del este de Argentina.
“Empezamos entonces a pedirle al Sagrado Corazón por los chicos y finalmente decidimos impulsar a que la villa se consagre a Él para que bendiga los hogares”, sostuvo.
La religiosa explicó que “luego los chicos empezaron a decir que querían destruir la ermita que hicieron a los jóvenes, que era una especie de casita con las fotos de los chicos que se iban matando, ya que decían que los iba llevando a querer hacer eso también”.
“Ellos mismos destruyeron esa casita”, recordó la madre Harissa, y la primera semana de julio “el Obispo Auxiliar de La Plata, Mons. Alberto Bochatey, visitó el lugar y decidió hacer un exorcismo. El miedo y el pedido de auxilio de los chicos fue el motivo que nos llevó a hacerlo”.