Sucedió ayer a la madrugada en un negocio ubicado en 80 y 118. El pasado jueves, un grupo de asaltantes había destrozado el enrejado del frente para ingresar a robar. Lo único que quedaba en pie, las pizarras del lugar, fueron sustraídas. La propietaria es hermana del ex gimnasia, Rolando Mannarino
Un grupo de malvivientes ingresó ayer por la madrugada a una carnicería de Villa Elvira, que el pasado jueves había sufrido un robo. Los delincuentes sustrajeron los carteles del local, causando destrozos en su interior.
Se trata de un comercio ubicado en 80 y 118, que en el último tiempo ha sufrido este tipo de ataques, además de asaltos a mano armada. Julieta, su propietaria, dialogó en exclusiva con Trama Urbana y comentó: “Antes de ayer (por el jueves) habían entrado a robar y ahora se llevaron los carteles que estaban colgados. Es imposible llevárselos así nomás, se tomaron su tiempo para hacerlo. En un período de dos meses, esta es la cuarta vez que entran”.
La mujer se mostró indignada por la situación y pidió más acción de las autoridades. “Acá están esperando que me peguen un tiro, porque nadie aparece. Ya no sé qué más hacer. Tendré que electrificar todo adentro, porque otra no me queda. Ya puse alarma. Ahora estoy con el herrero acá, arreglando el desastre que hicieron, gastando plata a más no poder, estamos todos locos. ¿Tengo que enrejar todo el negocio? Ya me cansaron. ¿Cuántos robos más tengo que soportar? Esto, sin contar los asaltos que padecí yendo para mi casa o viniendo para el trabajo. Villa Elvira es zona liberada”, dijo.
El robo más violento que sufrió
El acto vandálico de ayer constituye el cuarto ilícito registrado dentro del negocio. El más traumático para Julieta ocurrió el pasado 7 de octubre, cuando los malvivientes le pusieron un arma en el pecho y le gatillaron, sin que el disparo saliera.
Todo comenzó ese fatídico viernes, alrededor de las 8, mientras la mujer esperaba en la puerta a repartidores del frigorífico. Al ver pasar a dos personas encapuchadas, comenzó a sospechar. Cuando se quiso dar cuenta, ya los tenía encima del acceso: le apuntaban con un arma, mientras amenazaban también a otra persona que se encontraba junto a ella.
De ese momento, recordó: “Cuando fui a cerrar la puerta, me pusieron el revólver en el pecho. Nos tiraron al piso a mí y a la persona que estaba conmigo, después me llevaron para la oficina y sustrajeron más de 10.000 pesos”. Antes de irse, los ladrones la encerraron junto con su compañero en la cámara de frío, donde permanecieron unos minutos; aunque lograron salir.