Producto de tiempos de crisis y de alejamiento de socios,
justamente porque no era fácil reclutarlos con una actividad alicaída, el
Centro de Fomento de Villa Elvira se había venido abajo, tanto en lo edilicio
como en la solidez institucional. Fundado el 17 de agosto de 1938 en una
humilde sede la esquina la avenida 120 y 75, el club conoció su época de
esplendor, pero ahora, desde unos años atrás casi no mostraba movimiento en sus
instalaciones. Un grupo de jóvenes del barrio se puso la iniciativa al hombro y
trata de remontar la larga trayectoria de la entidad e imprimirle un impulso
que le permita volver a crecer.
Algunas de las metas fijadas, el grupo de amigos, ya las va
cumpliendo, como aumentar la masa societaria, que por estos días está superando
la adhesión de 300 personas; terminar de refaccionar parte de la sede, como
pintar instalaciones, colocar los postes y la red en la cancha de voley para
poder competir en partidos profesionales; e instalar en el área del basquet las
jirafas y los tableros de acrílico. Además, en agosto se inaugurará la
biblioteca municipal “Manuel Elizalde”, que se desactivó por el cierre del club
donde funcionaba y la Comuna la trasladó a 120 y 75. Con más de 8.000 volúmenes
sobre los más diversos temas, el objetivo de los dirigentes de la institución
es convertirla en una biblioteca popular, que sirva para el uso de los niños,
jóvenes y adultos del barrio. También, desde hace unos meses en que irrumpió la
nueva conducción, se triplicó la cantidad de actividades que ofrece la entidad.
DEL BARRIO PARA EL BARRIO
Son una decena de jóvenes, ligados, todos, en algún momento
de su vida, al barrio de la localidad de Villa Elvira, quienes están haciendo
posible el resurgimiento del centro de fomento: Leandro Barrios, Josefina
Miranda, Luciano Witt, Manuel Busse, Ezequiel Barrios, Sabrina Lemos, Federico
Pujol, Cintia Acuña, Analía Berardi, Lautaro Miranda, Nicolás Rey y Juan
Herrera.
“Estamos tratando de levantar el club, que lo encontramos en
total estado de abandono y los vecinos ni siquiera se acercaban porque no tenía
qué ofrecer. Se fue deteriorando progresivamente. No sólo el edificio, también
como institución, por eso queremos sacarlo adelante también regularizando su
situación, con una comisión normalizadora y elecciones posteriores para
conformar, legalmente, la comisión directiva”, remarcó uno de los impulsores
del proyecto de recuperación de la entidad, Luciano Witt.
En esa sede de Villa Elvira se desarrollan cursos de
formación profesional (de reparación de pc y de mantenimiento de edificios)
talleres (de costura, pintura en tela, bordado), atención de odontología
preventiva a cargo de estudiantes avanzados de la UNLP, entre otras
actividades.
Según la disposición del inmueble, en la parte de abajo se
sitúan el gimnasio y la biblioteca, mientras que en el piso superior está el
“salón de los espejos”, donde se dictan las clases de zumba, danzas y guitarra;
y el resto de los espacios en los que brindan los cursos y talleres