El Ruso Ascacibar se convirtió en la revelación que tuvo el Pincha en la pretemporada. A 48 horas de debutar en Primera, muestra rasgos de una personalidad definida con el ADN que la institución pretende consolidar
Santiago Ascacibar es el segundo de cinco hermanos que componen una numerosa familia de Villa Elvira. Conoce como la palma de su mano las calles de La Plata. De chiquito recorría la avenida 122 para entrenarse y jugar en la ‘97 de 12 de Septiembre. Y con algunos años más comenzó a descubrir las bondades de City Bell observando desde la ventanilla del auto de su padre en el camino que a diario transitaba para entrenarse en el Country.
Con 18 años, secundario completo y la carrera de Antropología a punto de comenzar, Ascacibar es el prototipo de jugador que pretende formar el club. Se lo nota en su oratoria: respetuoso, pero elocuente, con las manos atrás y la vista al frente para declarar.
By Diario Hoy - “No tenía que irme para atrás cuando vino Licht a buscarme. Lo único que hice fue frenarme en el momento y después aceptar la expulsión para irme de la cancha”, confiesa con la misma personalidad que también mostraba en los clásicos el otro Ruso, Prátola.
Ahora, a dos días debutar en Primera, Santiago Ascacibar sueña con poder repetir en partidos oficiales lo que ya demostró en el verano.
- ¿Se puede superar todo lo que pasó en el clásico de verano en una semana?
- Con el pasar de los días estoy un poco más tranquilo y más sereno. Lo que ocurrió en el final del clásico nos golpeó mucho, pero tenemos que mirar para adelante y poner la cabeza en lo que se va a venir con Lanús.
- Fuiste la revelación de la pretemporada, ¿en qué momento te encuentra este debut en Primera?
- Me tocó compartir los últimos seis meses con Vivas en la Reserva. Pero estar entrenando durante las últimas semanas con la Primera te lleva a tomar un nivel físico superior. Yo tengo que apoyarme en ese nivel y aprovecharlo.
- ¿Verón te pidió terminar la secundaria?
- Sí. Me faltaban algunas materias y lo pude aprovechar en el bachillerato del club. Eso te abre la cabeza para saber tomar decisiones importantes en la vida. Después de eso me anoté en la carrera de Antropología, que espero poder llevarla a cabo. Es difícil por los horarios de entrenamiento y la dedicación que uno tiene que tener en cuanto a la alimentación y el descanso. A veces se hace difícil hacer todo. Pero con sacrificio espero que se pueda hacer.
- ¿Qué hace un chico de 17 años que está a punto de debutar en Primera?
- La verdad es que soy una persona muy tranquila. Vivo con mi familia que es muy grande. Tengo cuatro hermanos y conmigo también viven dos jugadores de las divisiones inferiores (Marinelli y Sosa) que llevamos a vivir a casa.
- ¿Alguno sigue tus pasos?
- Sí. En realidad todos juegan al fútbol, pero los dos más chicos están acá en el club.
- ¿Cómo te llevás con la exposición pública que empezaste a tener durante enero?
- Me gusta que la gente reconozca lo que uno hace, pero hasta el momento no es mucho porque fueron tres partidos de verano. La verdad es que la imagen que dejamos en el clásico no fue la mejor. Por la expulsión me sentí muy mal cuando llegué a mi casa. Pero de eso se aprende.
- ¿Qué pensaste cuando se te vino el capitán de Gimnasia encima para reclamarte?
- Sabía que no iba a pasar otra cosa más que un empujón. Jamás me dejaría hacer algo que no es lo futbolístico, porque creo que si hay algo que reclamar se puede dar en un ámbito ajeno a la cancha, cuando el partido terminó. Yo me levanté a pedirle disculpas a Medina porque fui a buscar la pelota, no lo quise lastimar ni le fui con mala intención.
“Mostró una madurez impropia para un jugador de su edad”
Por Nelson Vivas
El Ruso es un jugador joven que durante todo el verano ha mostrado una madurez impropia para un jugador de su edad. El incidente del clásico de verano, que lo involucró a él con una expulsión, le tiene que servir para que no vuelva a suceder. Hablé y fui muy claro: cuando un jugador deja a un equipo con uno menos, termina perjudicando a sus compañeros y al técnico. Porque al que van a echar cuando al equipo no le vaya bien y los resultados no se den, es a mí. Por eso intenté dejarle ese mensaje para que no vuelva a pasar lo que ocurrió.
A mí, cuando era jugador, tenía siempre ese karma de golpear desde atrás a un rival cuando iba a marcar. Y siempre lo marcaban mis compañeros más grandes y era lo primero que hacía. Creo que es cuestión de aprender de errores y aprovechar la experiencia que dan los partidos en la Primera.