Este mes las frecuencias de los micros bajan entre un 10 y un 15 por ciento, y en las horas pico se forman largas colas a pesar del receso estival.
Cada empresa acomodó su esquema al personal que se tomó vacaciones y la reparación de las unidades disponibles, ya que en varias compañías aprovechan esta altura del año para reparar los vehículos que han sufrido diferentes desperfectos técnicos.
Mientras tanto, en las paradas de micros se pueden observar largas colas, ya que a pesar de que hay vacaciones en escuelas, en numerosas dependencias públicas y diversos comercios de la Región, muchos usuarios necesitan este transporte porque mantienen sus actividades laborales o bien porque lo utilizan para las salidas de esparcimiento: ir a las piletas de los clubes, pasear en diferentes espacios públicos o bien visitar a algún familiar aprovechando el tiempo libre.
Sin embargo, entre las 9 y las 14, la actividad de la Ciudad parece no haber alterado su ritmo en cuanto a lo laboral y la realización de trámites y pagos de servicios, tarjetas y cuestiones impositivas.
De eso también dan muestras las numerosas colas que se ven durante gran parte de la mañana en los cajeros automáticos de la Ciudad.
Como ocurre en cada enero, las frecuencias de los micros bajan sensiblemente, aunque siempre sostienen una dotación de unidades y personal para brindar no menos del 80 por ciento de los servicios. Esto también se debe a una cuestión vinculada a los subsidios que reciben del Estado para el funcionamiento de las empresas. Si no garantizan un piso, pierden ese subsidio y se complican las economías de las empresas.
La baja de las frecuencias se desarrolla en las líneas municipales (Oeste, Sur, Este, Oeste, 506, 508, 520, 561), y en las que dependen de la provincia de Buenos Aires (202, 214, 273, 275 y 307).
Los usuarios de distintas empresas de transporte público se quejan porque, según su testimonio, aún hay mucha gente que va a trabajar y necesita el transporte público para llegar a sus puestos de trabajo.
“Más de media hora tuve que esperar el ramal “E” de la empresa 307 que va a Olmos. Tengo que ir a trabajar a un comercio y siempre estoy llegando tarde por este micro”, dijo Alberto Salgado, un usuario de esa empresa interurbana.
A su vez, una pasajera de la línea Este se quejó porque “el ramal que va a Villa Elvira, desde el centro, pasa cada 40 minutos y siempre hay un cambio de horario, porque trato de llegar a la hora que me informan por teléfono en la compañía y siempre hay un tiempo prolongado de espera”.