Un grupo de alumnos de 4º año de la Escuela Técnica N° 5 de Villa Elvira, en La Plata, logró que su proyecto sobre prevención de las adicciones obtuviera el reconocimiento de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, SEDRONAR, y se convirtieron en agentes multiplicadores de la temática dando charlas a los alumnos más chicos de la escuela.
“Pensamos en la Resiliencia para la prevención de las adicciones”, es el nombre del proyecto que luchan por insertar en una comunidad escolar con marcas de distintas problemáticas y vulnerabilidad social. Lo desarrollaron este año coordinados por Patricia Kavanagh, docente de la materia Salud y Adolescencia, quien se hizo eco de los planteos de los mismos alumnos por insertar debate y acciones concretas.
Desde la materia a su cargo, hace años que viene trabajando en torno a las adicciones, un tema presente en los relatos cotidianos de sus alumnos. Hacer foco en la resiliencia es un planteo diferente que surgió en el seno de sus clases buscando nuevos recursos. “La resiliencia es abordar la problemática desde el fortalecimiento de las personas ante las adversidades” y frente a ellas “poder hacer una elección de vida, decidir qué camino seguir”, dice la profesora.
Tratando de encontrar un aval “contacté al Padre Molina”, explica Kavanagh en referencia a Juan Carlos Molina, el titular de la SEDRONAR. “Me pidió que le enviara el proyecto; después me llamaron y me dijeron que estamos en el buen camino, que hay que seguir por ese lado, sacar el foco de las sustancias en sí”.
Para la profesora, “ellos comparten con nosotros que no hay que apostar ni a la mano dura ni a la condena de los enfermos, los adictos. La alternativa es darles otras posibilidades a los chicos”. Desde la Secretaría está el compromiso de una devolución y seguimiento completo del proyecto.
En tanto en la escuela, comenzaron trabajando como “multiplicadores”, como prefiere llamarlos la profesora. “Dando charlas en otros cursos de alumnos menores, de primero a tercer año, porque insistimos en eso del no inicio, por eso apuntamos a los chicos de entre 12 y 15 años”.
“Anticiparse” es casi una máxima dentro del proyecto. “Tenemos que anticiparnos, trabajar antes de la elección para decir no lo necesito, yo voy por otro lado, me inclino por el deporte, por el arte; tener otras potencialidades para salir de lo que parecería ser aceptado socialmente”. Por lo mismo, es que el proyecto contempla gestionar por todos los medios abrir la escuela los sábados con actividades artísticas, deportivas y de otras disciplinas.
Con los cursos más chicos se debate y reflexiona si es necesario empezar. “Insistimos que se trata de dos palabras con la misma cantidad de letras: sí o no. A veces hablamos sobre el cigarrillo, lo que hace, anotamos ideas y repensamos sobre por qué se empieza a fumar”, dice la docente y añade “después traen devoluciones y cuentan que cuando los padres se enteraron lo dañino que resulta el humo, comienzan a fumar afuera de sus casas”.
Para la docente no hay lugar para clases magistrales ni el habitual -y poco efectivo-despliegue de información académica sobre las drogas duras. En las charlas surgen confesiones de ese primer contacto con sustancias tóxicas. “Por probar, por parecer más grande, por el contexto”, dicen algunos, pero no porque haya una necesidad.
Como parte del proyecto el grupo está en contacto con el Centro de Prevención de Adicciones (CPA) de Villa Elvira, que han visitado la escuela con sus talleres. Y también con alumnos del voluntariado de la materia Psicología Preventiva de la Facultad de Psicología de la UNLP y con la Facultad de Trabajo Social.
“Hasta fin de año vamos a seguir con esta propuesta y los chicos estarán para atender las inquietudes de sus pares”, asegura Kavanagh. “Hace 17 años que estoy en esta escuela, son todos mis años de docencia. Quiero a la escuela y a mis alumnos. Mi único propósito es mejorar la educación pública a la que apuesto todos los días como servidora pública”.