A paso lento, pero seguro, avanza la reconstrucción de la capilla María Auxiliadora, demolida hace un poco más de cuatro años por el estado en el que la habían dejado la falta de mantenimiento y distintos ataques vandálicos. La comunidad de Villa Montoro se puso al hombro el rescate del templo y levanta, con rifas, organizaciones de eventos y donaciones de vecinos y comerciantes, el nuevo edificio. Ahora, para terminar la obra, apuestan a lo que se recaude en un próximo festival. Pequeña y de arquitectura humilde, la capilla ha sido esencial en la vida religiosa de la zona de 96 entre 118 y 119, donde se emplazó en 1969. Ahí se celebraban, desde entonces, bautismos, comuniones, confirmaciones y casamientos. Y en los últimos años se utilizaba también para un fin social: el servicio fúnebre de vecinos de cuyas familias no pueden asumir los gastos de una casa velatoria. Tan necesario es su funcionamiento que en estos años de obra las actividades se mantuvieron en un salón trasero, equipado de manera precaria, que hace las veces de templo donde se ofician las misas, se bautiza a los bebés y a los jóvenes que no han recibido ese sacramento y se dicta la catequesis. “El domingo pasado tuvimos cinco bautismos y el lugar no alcanzaba para tanta gente”, señaló una de las impulsoras de la reconstrucción de la capilla, Ana Amantea. Montar la nueva iglesia cuesta alrededor de un millón de pesos.
El proyecto consiste en edificar una superficie (con la doble función de capilla y salón de usos múltiples) de 200 metros cuadrados; dos baños (uno para mujeres y otro para varones) y un ambiente anexo que sirva de aula. Las tareas están en un 40 por ciento de ejecución, según estimó el marido de Ana, Edgardo Amantea, técnico que sigue de cerca los adelantos de la obra. La necesidad de habilitar la nueva sede de María Auxiliadora es tan grande que Amantea aseguró que “las actividades empezarán a realizarse aunque no esté con todo el equipamiento colocado”. Su esposa espera que la inauguración no tarde en llegar: “quisiéramos que se pueda ofrecer acá la misa de la próxima Navidad”, aventuró Ana.
Los feligreses colaboran, con lo que tienen a su alcance, para ver el sueño del barrio cumplido. En la zona, por caso, viven varias familias paraguayas y mientras que hay vecinos y comerciantes que aportan materiales, algunos de los hombres de esa comunidad de inmigrantes, especializados en construcción, colaboran con horas de mano de obra. Antes de que ese espacio físico en reconstrucción albergue la vida parroquial de Villa Montoro, las misas se oficiaban al amparo de un puñado de eucaliptus.
En el ´69 se construyó un templo premoldeado, pero en cuarenta años las tormentas, el tránsito pesado de la calle 96 y las acciones desaprensivas del vandalismo terminaron poniéndolo en riesgo de derrumbe. De ahí que tuvieron que tirarlo abajo y empezar de cero. Para poder finalizar la capilla, los vecinos organizaron un nuevo festival de música que se llevará a cabo el domingo 26, entre las 12 y las 19, en el salón de 83 entre 5 y 6. Se recaudarán fondos con bonos contribución y con la venta del buffet. Asimismo, se informó que quienes deseen colaborar con la construcción del templo deben comunicarse al teléfono celular 15-497-9393.