“Casi nos matan”, contó Estela Gómez (40), mientras estira una sábana que antes era blanca pero quedó manchada por la sangre seca. Es sólo uno de los rastros del salvajismo de tres delincuentes que hoy a la madrugada entraron a robar en una casa de 83 entre 2 y 3. Cada paso que dieron los ladrones pareció haber sido planificado de antemano. Poco antes de las 5 de la madrugada, el grupo colocó una escalera en el frente, trepó hasta una terraza y corrió las cámaras de seguridad que hay en una fábrica de panificados, propiedad de las víctimas. Desde ahí fueron hasta el patio trasero de la casa. Después de forzar las rejas de una ventana, mataron a los dos perros de la familia dándoles hamburguesas con veneno. Una vez dentro, desataron el infierno. La golpearon, la maniataron y le robaron pertenencias y dinero, para luego huir. La historia completa, en la edición impresa de mañana