La toma de La Cámpora del Club Olimpia de Los Hornos no será la única que afecte la vida social de los vecinos platenses. Hubo otro desembarco que, si bien hasta ahora pasó desapercibido en los medios, podría ser incluso peor. Es que los exégetas locales de la agrupación que dirige Máximo Kirchner pusieron sus ojos –y su aparato- sobre el Club Los Abuelos, de Villa Elvira.
El programa de Jorge Lanata denunció hace unos días la ocupación del Olimpia, ubicado en 66 entre 142 y 143, donde el camporismo, capitaneado por el concejalGuillermo “Nano” Cara, selló una alianza con la comisión directiva y transformó el club en una unidad básica.
La resistencia de los padres de los chicos fue tal que muchos comenzaron a usar una pechera con la inscripción “No al uso político del fútbol infantil”. Pero nada puede parar a la agrupación portavoz de la verdad de las nuevas generaciones, que arrasa todo lo que encuentra a su paso de la mano del aparato del Estado.
Los socios del Olimpia luchan para que La Cámpora no les robe el club, que tiene más de 60 años. Así, el predio que antes era usado como lugar de esparcimiento, fomento del deporte y desarrollo de la vida social pasó a estar ocupado por oficinas de la Anses que reparten planes sociales de los programas Fines y Ellas hacen, entre otras actividades proselitistas.
Según pudo saber NOVA, “Nano” Cara y sus secuaces fueron por más y expulsaron a un grupo de jubilados de la comisión directiva del Club Los Abuelos, ubicado en 13 y 85 de Villa Elvira. Utilizaron el mismo modus operando que en el Olimpia: dijeron que venían a ayudar, pero terminaron corroyendo todo. No respetaron ni a los jubilados.
“Esta práctica no es aislada, sino que se repite en cada una de las intromisiones de La Cámpora a los clubes”, pintó de cuerpo entero a la agrupación, ante este portal, una fuente bien informada.
“Nano” Cara, que obtuvo una banca de concejal por la lista colectora que encabezó la decana de la Facultad de Periodismo, Florencia Saintotut, no está solo en sus tropelías en los clubes de barrio. Lo acompaña Paul Garie, otro camporista que proviene del Centro Cultural Islas Malvinas y es uno de los más activos “ocupas”.
Cara representa en la política un caso curioso: se presenta en La Plata como garante del “modelo”, con línea directa con Cristina Kirchner, pero en la Casa Rosada suele vérselo contra las vallas en los actos, como un militante más, sin tener siquiera acceso preferencial.
Escuelas, clubes, facultades, actividades para los presos que gozan del beneficio de las salidas. La Cámpora no descansa, como si el kirchnerismo no estuviera en un fin de ciclo. Ya lo dijo su jefa. Van por todo.