Relato de una mujer asaltada


“Yo nunca me resistí al robo. ¿Cómo les voy a decir que no si me estaban amenazando? No me dieron tiempo a bajar de la moto y me empezaron a disparar”. María Gabriela Natansohn (28), la profesora de Educación Física que fue baleada durante un asalto en Villa Elvira, repasó en su casa cada segundo de la pesadilla que le tocó vivir.
Ya más tranquila, Gabriela contó a EL DIA que anteayer viajaba detrás de su novio, que manejaba la moto en la que llegaban a la casa del muchacho, en 12 entre 72 y 73, poco después de las 17.00. Ya se habían subido a la vereda y les faltaba poco para entrar.
“¿Qué mirás?”, le preguntó ella cuando notó que el joven giraba la cabeza hacia la calle. A los pocos segundos, la chica tuvo la respuesta: uno de los tres delincuentes que “habían llegado de sorpresa” se bajó corriendo de su vehículo y les empezó a ordenar que descendieran de la moto.
Ninguno de ellos se negó, y de inmediato obedecieron. Pero los ladrones estaban apurados, porque venían de robar en una verdulería de 10 y 72 y necesitaban escapar rápido.
“Ni nos dieron tiempo a bajarme. Uno de los dos ladrones que estaban más lejos me empezó a disparar”, le contó Gabriela a este diario. Fueron tres estruendos con muy pocos segundos de diferencia.
“El segundo tiro fue el que me pegó al costado del muslo. Yo ya estaba herida pero me siguieron disparando. El tercero fue innecesario”, afirmó la chica.
“ME FUI ARRASTRANDO”
Para ese entonces, los asaltantes ya habían conseguido su objetivo: solamente les importaba llevarse la moto. “No me robaron la cartera ni ninguna otra cosa”, sostuvo la víctima. Al parecer, los delincuentes ya estaban listos para huir, y en cuestión de segundos ya se habían ido a toda velocidad.
Sin embargo, a Gabriela todavía le quedaba el pánico: “Me fui arrastrando, agarrándome de las paredes, para que no me siguieran disparando. Al final, me quedé tirada en el piso, en 72 entre 11 y 12”, fue su relato escalofriante.
Lo que siguió fue todo desesperación, hasta que se corroboró que la chica estaba fuera de peligro: varios vecinos llamaron a la Policía, y a Natansohn la llevaron al hospital San Martín, de donde recibió el alta ayer hacia la medianoche. “De casualidad no me afectó ninguna vena o arteria importante”, agregó.
Si bien la docente ya se recupera en su casa del barrio El Mondongo, los médicos tienen que evaluar si le extraen la bala calibre 22 que le quedó alojada en el muslo.
Ahora debe afrontar por lo menos una semana de reposo durante la que no podrá volver a su trabajo, dando clases en escuelas de la Ciudad. “No puedo levantar la pierna ni volver a entrenar”, afirmó Gabriela, sobre las secuelas que le dejó el asalto