By Agencia Nova - El vaciamiento sufrido durante el neoliberalismo, también dejó secuelas en los clubes barriales. Muchos no superaron los noventa y desaparecieron, pero hubo otros que subsistieron a la deriva: uno de ellos es Deportivo La Plata, que poco a poco volvió a resurgir y a recuperar sus funciones deportivas, sociales y culturales.
Con un fuerte anclaje en los barrios del Mondongo y Villa Elvira, la institución ubicada en 71 entre 1 y 2 cumple 86 años el 14 de julio. Los socios fundadores ya no están presentes, pero hay una camada de la vieja escuela que todavía se compromete con los colores. El presidente Lito Zucolillo, referente del buffet donde se reúnen los más veteranos a beber una copa y ver fútbol, recordó que en su juventud volvía de trabajar, se bajaba del tranvía y enfilaba para el club hasta las 12 de la noche: “Hubo un tiempo en que los pibes practicaban su deporte y desaparecían, hoy los veo más comprometidos”, expresó a Contexto Digital.
En el establecimiento se practica básquet, patín, judo, taekwondo y danzas árabes. El fútbol fue uno de los deportes que no superó los noventa: el club perdió los terrenos donde se llevaba a cabo la actividad. Tiene una biblioteca popular con una gran variedad de libros: “Es un espacio interesante donde se encuentran y relacionan diferentes grupos etarios”, indicó la bibliotecaria Yamila Crescitelli, en diálogo con NOVA . También se desarrollan talleres universitarios a cargo deRomán Césaro, destinados a fortalecer el lazo del club, con el barrio y los actores.
Por su parte, otro personaje histórico de Deportivo es Mario Rodríguez, uno de los responsables de que el club supere las peores batallas. “Cuando el club surgió yo era un niño, y desde entonces me la pasaba día y noche acá junto a mi familia y amigos”, sostuvo. Tanto él como Zucolillo, ocuparon distintos roles en el proceso de formación la entidad: fueron jugadores de fútbol y básquet, entrenadores y posteriormente dirigentes.
En un contexto de crisis económica en Argentina, los padres que contribuían con el club sin esperar nada, debieron duplicar sus trabajos personales para llevar el pan a sus casas. Como consecuencia de ello, los jóvenes deportistas comenzaron abandonar las prácticas y la institución comenzó un período de ruinas, similar a la etapa de la dictadura militar durante los setenta. Una herramienta que encontró la comisión para superar la situación fue alquilar el tinglado los fines de semana para una bailanta. “Cuando íbamos los sábados a la mañana a entrenar, el club estaba sucio, con botellas, vasos y hasta vómitos como consecuencia del baile de la noche”, comentó Jano Monticelli, pequeño basquetbolista en aquellos tiempos.
Javier Martínez, profesor de básquet hace varios años, explicó a este portal que solo completaban algunas categorías cuando arribó al “Depo”. “Actualmente tenemos muchos jugadores en todos los planteles, desde Escuelita a Primera, una buena camada de jóvenes que compiten de igual a igual contra los grandes clubes y demuestran un sentido de pertenencia por Deportivo gigante”, añadió. “Poco a poco, deportistas que se formaron en la institución llegaron a Primera; cuando hay partidos de la división más grande, las tribunas se llenan y hasta sacan micros para alentar al equipo de visitante”, concluyó.
El temor que tenían años atrás los viejos dirigentes del club, fue desapareciendo: “De los pioneros quedamos muy pocos, y no nos queda mucho de vida, en su momento teníamos miedo de que no haya una continuación para que Deportivo siga de pie”, expresaron en el Buffet. Es importante que se sume gente joven, y la incorporación y participación de padres y vecinos se viene reflejando. Luis Gonzáles, es uno de ellos, quien se encarga de estar en todos los detalles institucionales para que el club pueda ejercer de manera abarcativa sus funciones deportivas, sociales y culturales. Sin ayuda de nadie especial, más que la de socios y vecinos, Deportivo La Plata volvió a ser la institución barrial por excelencia donde participan y cooperan niños, adultos y abuelos.