GENTE DE TODAS LAS EDADES PARTICIPÓ AYER DE LA ENORME MUESTRA DE FE QUE TUVO LUGAR POR LAS CALLES DE VILLA ELVIRA
Una multitudinaria peregrinación recorrió ayer las calles de Villa Elvira para rendir tributo a la Virgen de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Como todos los años, los fieles se concentraron en el santuario ubicado en 75 entre 6 y 7 y demostraron su devoción mariana.
El 27 de noviembre es considerada la fecha litúrgica de la Virgen de la Medalla Milagrosa y entre los fieles es una tradición homenajearla con una procesión presidida por la imagen a la que se reza, se canta y se le arrojan pétalos.
“¡Viva la Virgen!, ¡Viva la Medalla Milagrosa!, ¡Viva nuestra Madre!”, arengó el sacerdote Pablo Caballero, quien se ubicó detrás del trailer que condujo la imagen de la Virgen. La figura, dispuesta sobre una inmensa bandera celeste y blanca, se erguía sobre un pedestal formado por una corona de laureles y claveles blancos y amarillos.
Las campanadas repicaron en el momento preciso en el que los feligreses comenzaron la caminata. Además una sucesión de oraciones acompañaron la marcha, mientras los vecinos se asomaban desde sus casas para participar de un ritual que ya es habitual para esta fecha.
En un clima de gran euforia, los fieles vivaron a la Virgen y poco después de las 18:30, se encolumnaron con dirección a la calle 5, detrás de los sacerdotes que transportaban dos velas y una inmensa cruz .
Luego doblaron hasta calle 80, caminaron hacia la avenida 7 y regresaron a la iglesia donde se celebró una misa a la que se sumaron más fieles.
el origen de la creencia
En 1830, en pleno centro de París, la novicia Catalina Labouré, perteneciente a la Compañía de las Religiosas Hijas de la Caridad, fue despertada por un niño que le indicó que fuera a la capilla. Allí la Virgen confió un mensaje salvador para todos los que con confianza y fervor lo aceptaran y practicaran. “Venid a los pies de este altar: aquí se distribuirán las gracias a todos cuantos pidan con fervor”, le dijo. La segunda aparición fue el 27 de noviembre. En esa oportunidad la Virgen le aseguró a la monja que la Medalla Milagrosa sería un instrumento de su incansable bondad con todos los pecadores y fieles.