Ya está en su casa la vecina golpeada en Tailandia


El Día - “Todavía está mal, queremos hablar con ella para contenerla y que pueda tranquilizarse después de todo lo que le pasó. Pero necesitamos que descanse un poco”, contó Sergio, hermano de la joven platense que vivió una pesadilla en Tailandia, a miles de kilómetros de distancia.
Anoche, alrededor de las 22.00, extenuada después de un viaje en avión, que pareció sencillamente interminable, por fin Gisela González (28), la chica que pidió auxilio por internet, tras los presuntos malos tratos que sufrió de parte de su marido, llegó a nuestra ciudad, donde la sorprendieron abrazos interminables y saludos emocionados.
“Ni bien bajó del avión la abracé y nos fuimos directo al auto. Ella estaba muy nerviosa. Tratamos de llegar a casa lo más rápido posible, porque ella necesitaba llegar cuanto antes después de todo lo que le pasó”, agregó Sergio a EL DIA.
la historia
Gisela González estaba en pareja con Lucas Echenique desde hacía nueve años y por lo que contaron sus allegados, la relación “tenía altibajos”.
Desde un primer momento, Gisela era víctima de aparentes malos tratos de su pareja. Pero no habían sido tan graves como los que se conocieron en los últimos días.
La pareja de Gisela, un arquero que pasó por Arsenal de Sarandí, se mudó a Tailandia en 2010, cuando viajó para empezar a jugar en la liga de ese país.
Hace aproximadamente dos meses el hombre volvió a La Plata para pedirle a Gisela que, junto con los chicos, intentaran rearmar la familia.
Ella terminó accediendo y viajó hacia Tailandia, con la precaución de llevar consigo el pasaje de vuelta “para volver cuando quisiera”, según dijeron sus familiares.
PIDIÓ AUXILIO POR INTERNET
Ya radicados en aquel lejano país, las discusiones recrudecieron
Las peleas terminaban siempre con golpizas a la mujer: “Había una agresión distinta cada día y cada vez eran peores”, contó su hermano.
El momento más crítico para Gisela llegó a mediados de la semana pasada. El viernes se conoció un video en el que ella le contaba a su familia que había sido víctima de la peor golpiza.
“Tengo miedo. Me pegó, me tiró al piso y me pateó. Me molió a palos delante de los chicos”, decía entre lágrimas la joven, que para poder avisarle de esto a su familia tuvo que escaparse a un ciber para hablarles vía Skype.
Los últimos días de Gisela en Tailandia los pasó refugiada en la embajada argentina en ese país.
Los 300 dólares que debía pagar y no tenía, ya son historia. Anoche ya descansaba rodeada por su gente en un rincón de Villa Alba (609 y 126).