HASTA LAS BOLAS DE LOS ROBOS

Liliana tiene 43 años y dos comercios en Villa Elvira, donde en los últimos tiempos ha sufrido el constante embate de la delincuencia. Por eso, cansada de los robos, se acercó ayer hasta la redacción de EL DIA, donde manifestó su descontento con el accionar policial.

"Ya no sé qué hacer. La Policía no me brinda seguridad y tuve que contratar a una persona para que custodie a mi familia y a mis negocios", comenzó su relato con inocultable indignación, aunque también con temor.

"Tengo miedo. Un día de éstos pueden matar a alguien. Y no soy yo sola quien sufre por la inseguridad, también lo pueden decir en la carnicería y en la panadería del barrio", aclaró.

Liliana es propietaria de dos lubricentros en 80 entre 1 y 115 y en 1 entre 79 y 80. Pero en el primero de los locales es donde ocurrieron los casos de mayor gravedad.

"Me asaltaron dos veces en pocos días. Y en la última me golpearon tanto, que quedé una hora sin conocimiento. Tengo dos hijos chiquitos y 6 empleados. Me pregunto si están esperando que pase algo para actuar", se quejó.

La comerciante, principalmente, dirigió sus ruegos al Gobernador bonaerense. "Le pido a Scioli ayuda. O esto va a quedar impune? La denuncia del primer robo la hice en la seccional octava, pese a que dependo de Ponsati. Y la segunda la voy a hacer en Asuntos Internos, la Fiscalía y en Derechos Humanos", indicó.

ENOJO

Liliana, en medio de la bronca que le genera esta situación, mencionó que "en la comisaría 16ª jamás me atendieron. Y eso que sufrimos ataques muy graves. Por eso consulté con las autoridades del Distrito y me mandaron a otra dependencia. La verdad, no entiendo nada. Sólo sé que, como vecinos, estamos indefensos. `A la buena de Dios`", confesó.

"En el barrio no se ven policías, caminantes ni patrulleros. Nada de nada. Sólo se ve el accionar de los ladrones, que se mueven con absoluta facilidad", manifestó.

Cabe destacar que la pesadilla para Liliana comenzó último sábado 19 de noviembre y, apenas un par de días más tarde, delincuentes volvieron a meterse dentro de su negocio, donde "casi me matan. Me salvé de milagro", concluyó.

En la primer ocasión, incluso, le gatillaron un arma en la cabeza, pero los disparos no salieron.