Es la 84 de Villa Elvira, que ayer fue escenario para el desembarco de un ciclo de tango que ya recorre colegios bonaerenses
En un aula de la Escuela 84 de Villa Elvira, un alumno de unos 10 años repartía ayer un cuadernito en cuya tapa se leía "Mi Buenos Aires Querido. Carlos Gardel". Sus pequeñas páginas revelaban que se trataba de un souvenir: "El tango. Recuerdo de 5°A y 5°B". Se percibía mucho trabajo detrás de ese presente, corolario de la presentación que realizó en el colegio el reconocido músico Rodolfo Mederos, en el marco del ciclo "Escuela, Tango, Club" organizado por la dirección de Educación provincial. El bandoneonista, en un pupitre, le enseñaba a otros niños el emblemático instrumento musical. Un rato antes había realizado un taller. Los alumnos, por su parte, venían trabajando desde el 1° de abril para la ocasión. "Y lo seguirán haciendo, tanto en Literatura como en Danza, porque esta música lo permite", apuntó la directora, Cecilia Sgrilletti.
Tras una mañana a puro tango en un salón de actos a pleno, donde en torno a la figura de Mederos los grandes protagonistas fueron los alumnos de la escuela, Cecilia y la vicedirectora, Graciela Aranda, contaron el intenso trabajo que realizaron los niños con el 2 por 4 marcando el ritmo.
"El 1° de abril se presentó el proyecto a la comunidad, luego de que la escuela fuese elegida como una de las sedes de esta experiencia itinerante", dijeron las directivas, y, sin más rodeos, recordaron que pusieron "manos a la obra".
¿Cómo se llega con el tango a los chicos? "No sé". Quien se sincera es Mederos. Y añade: "estamos realizando estas experiencias para tratar de impregnar en los pequeños una música que no ha sido superada. Y no lo digo subjetiva ni emocionalmente. El tango es una música del más alto nivel, que se fue perdiendo a partir de los años '60 hasta convertirse en un elemento de lujo para el turismo. Los jóvenes no saben lo que es un bandoneón. El tango no está vivo", reflexionó el arreglador en una de las aulas del colegio de 7 y 76.
TANGO Y LITERATURA
Cecilia y Graciela parecen haber encontrado un camino. A tal punto que piensan seguir explorándolo tras la experiencia de la víspera. "En Literatura, las maestras trabajaron con los alumnos la letra de un tango; son letras que cuentan historias y además permiten abordar la poesía", resaltaron.
Todas las áreas se fueron sumando a la propuesta. Graciela Aranda relató que "se integraron profesores de artística, danzas, música, plástica, y se trabajó en forma de taller".
Los chicos hicieron souvenirs, folletos, montaron la escenografía, bailaron sus propios tangos. Fue una fiesta familiar. Por momentos su danza estuvo acompañada por cintas. En otros, por el bandoneón de Rodolfo Mederos, quien les transmitió "lo que yo recibí de otros", como él contó, tras opinar que "eso es lo que puedo hacer". ¿Es posible sembrar una semilla con estas actividades? El músico lamentó que se escuche tanta música extranjera, pero admitió que le queda una cuota de "esperanza" y resaltó: "es que detrás de todo ésto hay mucho tiempo de trabajo, mucha gente, escuelas, la tarea de los chicos. Al bajar del escenario me quedo un poco tranquilo, porque siento que no hice nada superficial ni frívolo", dejó caer.
La directora y la vice comentaron que los chicos aceptaron la propuesta, que les gustó mucho, pese a que para ellos era algo totalmente nuevo. Y enfatizaron: "seguiremos trabajando con las letras del tango en Literatura, y también continuaremos desarrollándolo en Danza". En la Escuela 84 la semilla quedó sembrada.
En un aula de la Escuela 84 de Villa Elvira, un alumno de unos 10 años repartía ayer un cuadernito en cuya tapa se leía "Mi Buenos Aires Querido. Carlos Gardel". Sus pequeñas páginas revelaban que se trataba de un souvenir: "El tango. Recuerdo de 5°A y 5°B". Se percibía mucho trabajo detrás de ese presente, corolario de la presentación que realizó en el colegio el reconocido músico Rodolfo Mederos, en el marco del ciclo "Escuela, Tango, Club" organizado por la dirección de Educación provincial. El bandoneonista, en un pupitre, le enseñaba a otros niños el emblemático instrumento musical. Un rato antes había realizado un taller. Los alumnos, por su parte, venían trabajando desde el 1° de abril para la ocasión. "Y lo seguirán haciendo, tanto en Literatura como en Danza, porque esta música lo permite", apuntó la directora, Cecilia Sgrilletti.
Tras una mañana a puro tango en un salón de actos a pleno, donde en torno a la figura de Mederos los grandes protagonistas fueron los alumnos de la escuela, Cecilia y la vicedirectora, Graciela Aranda, contaron el intenso trabajo que realizaron los niños con el 2 por 4 marcando el ritmo.
"El 1° de abril se presentó el proyecto a la comunidad, luego de que la escuela fuese elegida como una de las sedes de esta experiencia itinerante", dijeron las directivas, y, sin más rodeos, recordaron que pusieron "manos a la obra".
¿Cómo se llega con el tango a los chicos? "No sé". Quien se sincera es Mederos. Y añade: "estamos realizando estas experiencias para tratar de impregnar en los pequeños una música que no ha sido superada. Y no lo digo subjetiva ni emocionalmente. El tango es una música del más alto nivel, que se fue perdiendo a partir de los años '60 hasta convertirse en un elemento de lujo para el turismo. Los jóvenes no saben lo que es un bandoneón. El tango no está vivo", reflexionó el arreglador en una de las aulas del colegio de 7 y 76.
TANGO Y LITERATURA
Cecilia y Graciela parecen haber encontrado un camino. A tal punto que piensan seguir explorándolo tras la experiencia de la víspera. "En Literatura, las maestras trabajaron con los alumnos la letra de un tango; son letras que cuentan historias y además permiten abordar la poesía", resaltaron.
Todas las áreas se fueron sumando a la propuesta. Graciela Aranda relató que "se integraron profesores de artística, danzas, música, plástica, y se trabajó en forma de taller".
Los chicos hicieron souvenirs, folletos, montaron la escenografía, bailaron sus propios tangos. Fue una fiesta familiar. Por momentos su danza estuvo acompañada por cintas. En otros, por el bandoneón de Rodolfo Mederos, quien les transmitió "lo que yo recibí de otros", como él contó, tras opinar que "eso es lo que puedo hacer". ¿Es posible sembrar una semilla con estas actividades? El músico lamentó que se escuche tanta música extranjera, pero admitió que le queda una cuota de "esperanza" y resaltó: "es que detrás de todo ésto hay mucho tiempo de trabajo, mucha gente, escuelas, la tarea de los chicos. Al bajar del escenario me quedo un poco tranquilo, porque siento que no hice nada superficial ni frívolo", dejó caer.
La directora y la vice comentaron que los chicos aceptaron la propuesta, que les gustó mucho, pese a que para ellos era algo totalmente nuevo. Y enfatizaron: "seguiremos trabajando con las letras del tango en Literatura, y también continuaremos desarrollándolo en Danza". En la Escuela 84 la semilla quedó sembrada.