PortalBA-. El 10 de abril salieron a pedalear por el centro de la ciudad de La Plata gentes de la asociación civil “Elegimos la Vida”, ONG del fundamentalismo católico.
En realidad, estaba prevista para el 3, pero el mal tiempo llevó a posponer. Militancia activa mientras quede cómoda.
La consigna era conmemorar el Día Internacional de los Derechos del Niño por Nacer, un derecho que todo un sector de la comunidad apoya desoyendo que hay tratados internacionales con rango constitucional en nuestro país que nos instan a legalizar el aborto. Sí, hablo de “aborto” porque es contra lo que se manifiestan. Pasa que los han hecho ver que no hay que ser “anti”, que es más convocante ser “pro”.
No quiero detenerme en la hipocresía de la gente que es capaz de salir a pontificar con nuestros derechos en tanto mujeres. Pero tengo que decir que me indigna que no hayan “estado a favor de la vida” en momentos en que una palabra de ellos hubiera bastado para salvarnos. Y que, seguramente, haya entre los manifestantes algún médico al que la conciencia sólo le hace objeciones si no puede cobrar por la práctica.
Y alguna familia integrada por personas que tal vez hayan recurrido a la opción de interrumpir un embarazo.
Y gente que no pedalea para terminar con el abuso de niñas y niños. O para rechazar la libertad de un tipo como Barreda. O para repudiar un fallo judicial sexista.
O que no pide a la iglesia que explique por qué expulsó a un sacerdote que se expresó a favor del matrimonio igualitario, y premió con un ascenso a otro que se expresó en contra.
No es eso lo que quiero remarcar, sencillamente porque la mayoría tiene todos estos puntos muy claros, basta observar como la iglesia católica pierde adeptos.
Lo que sí me interesa denunciar es lo falaz, ofensivo e irrespetuoso de la consigna convocante.
No admito que sostengan que “eligen la vida”.
En principio, porque nos pone a todos los que exigimos la legalización del aborto en el lugar de “personas que elegimos la muerte” cuando, en realidad, permanentemente la denunciamos.
Denunciamos las muertes causadas por el fanatismo de la inquisición.
Las causadas por el hambre que genera el ultra-capitalismo que bendicen.
Las causadas por las guerras que también bendicen.
Las causadas por distintas dictaduras antipopulares.
Las causadas por el machismo.
Las causadas por aborto clandestino.
Elegimos todas las vidas, no algunas. Porque a amar al prójimo nos han enseñado.
También la vida de las mujeres que quedan embarazadas en un momento inoportuno, en condiciones inoportunas. O que no tienen pensada la maternidad como proyecto de vida.
No proclamamos la “tolerancia” ni “el diálogo”. Practicamos la solidaridad para con todos los desfavorecidos, los olvidados, los Nadies. Y para con las mujeres.
Educación sexual para decidir.
Anticonceptivos para no abortar.
Aborto legal para no morir.
En realidad, estaba prevista para el 3, pero el mal tiempo llevó a posponer. Militancia activa mientras quede cómoda.
La consigna era conmemorar el Día Internacional de los Derechos del Niño por Nacer, un derecho que todo un sector de la comunidad apoya desoyendo que hay tratados internacionales con rango constitucional en nuestro país que nos instan a legalizar el aborto. Sí, hablo de “aborto” porque es contra lo que se manifiestan. Pasa que los han hecho ver que no hay que ser “anti”, que es más convocante ser “pro”.
No quiero detenerme en la hipocresía de la gente que es capaz de salir a pontificar con nuestros derechos en tanto mujeres. Pero tengo que decir que me indigna que no hayan “estado a favor de la vida” en momentos en que una palabra de ellos hubiera bastado para salvarnos. Y que, seguramente, haya entre los manifestantes algún médico al que la conciencia sólo le hace objeciones si no puede cobrar por la práctica.
Y alguna familia integrada por personas que tal vez hayan recurrido a la opción de interrumpir un embarazo.
Y gente que no pedalea para terminar con el abuso de niñas y niños. O para rechazar la libertad de un tipo como Barreda. O para repudiar un fallo judicial sexista.
O que no pide a la iglesia que explique por qué expulsó a un sacerdote que se expresó a favor del matrimonio igualitario, y premió con un ascenso a otro que se expresó en contra.
No es eso lo que quiero remarcar, sencillamente porque la mayoría tiene todos estos puntos muy claros, basta observar como la iglesia católica pierde adeptos.
Lo que sí me interesa denunciar es lo falaz, ofensivo e irrespetuoso de la consigna convocante.
No admito que sostengan que “eligen la vida”.
En principio, porque nos pone a todos los que exigimos la legalización del aborto en el lugar de “personas que elegimos la muerte” cuando, en realidad, permanentemente la denunciamos.
Denunciamos las muertes causadas por el fanatismo de la inquisición.
Las causadas por el hambre que genera el ultra-capitalismo que bendicen.
Las causadas por las guerras que también bendicen.
Las causadas por distintas dictaduras antipopulares.
Las causadas por el machismo.
Las causadas por aborto clandestino.
Elegimos todas las vidas, no algunas. Porque a amar al prójimo nos han enseñado.
También la vida de las mujeres que quedan embarazadas en un momento inoportuno, en condiciones inoportunas. O que no tienen pensada la maternidad como proyecto de vida.
No proclamamos la “tolerancia” ni “el diálogo”. Practicamos la solidaridad para con todos los desfavorecidos, los olvidados, los Nadies. Y para con las mujeres.
Educación sexual para decidir.
Anticonceptivos para no abortar.
Aborto legal para no morir.