ESPERANDO EL MILAGRO DE LA UNO

Una bandada de gaviotas se posaron sobre los cables y miraban sin poder creerlo. Los niños festejaban y saltaban como si fuera el día de la primavera nuevamente. Los autos pasaban despacio como quién chusmea un accidente. Dos abuelas se codeaban con las bolsas de los mandados colgadas de sus antebrazos. Faltaban los globos, las banderas, la música del final de los clásicos del cine de los 60.

Hoy, 23 de septiembre de 2010, un año después de que el Municipio abandonara la obra sobre la avenida 1, acusando a Cristina Kirchner de no girar los fondos, y cuando el intendente, Pablo Bruera, viaja por la provincia tratando de insertar su nombre para el 2011, dos maquinarias pesadas, cuatro operarios, y un perro que miraba azorado, trabajaban en la esquina de 1 y 77, a los pies de la panadería, para terminar los 12 metros cuadrados que faltaban completar de la primera etapa de remodelación de la avenida.

Es un paso importantísimo, no solamente para un hombre sino para toda la humanidad, que la gestión se vuelva a ocupar de una obra inconclusa. Los mal pensados dicen que se vienen las elecciones. Otros menos incrédulos sostienen que el Ejecutivo se avivó que en cualquier momento se mataba alguien. Falto poco. Superan el centenar los accidentes en ese lugar. Qué raro que nadie hizo ningún juicio.

En ese mismo lugar, vive Maria Teresa Garcia, quien integra el Grupo de Acción de Villa Elvira y hace algunos años, sufrió la peor desgracia que puede vivir una madre, la muerte de una hija, víctima del alocado tránsito que circula por al avenida 1. Cada día, cada golpe, cada frenada, Teresa vuelve a sufrir el cachetazo del pasado. El corazón el palpita aceleradamente y la trasporta al cruel momento.

Mi vieja siempre dice que cuando María se ahogó taparon el pozo. En la política actual es así. Hace casi tres meses, un pibe, conocido como el “chino” Segovia, perdió la vida cuando disputaba un partido de fútbol en el boulevard 84, la continuidad de la circunvalación que prosigue a la avenida 72. Después de las manifestaciones públicas de sus padres, amigos y vecinos, la Municipalidad colocó carteles preventivos, señalizó el lugar y colocó una loma de burro más alta que cualquier otra.

El karma de los García, de los Segovia, se podría haber evitado. Echarle la culpa a otro es fácil. Pregunté por los semáforos para 74, 76 y 78, me dijeron que no hay plata. Queda en un Off de Record, no puedo dar la fuente, la misma fuente me anticipó que van a poner, quién sabe cuando coloquen la capa de rodamiento, lomas de burro. Ojo, quién no conoce la situación no puede interpretar “capa de rodamiento”. La avenida no está terminada, falta hace un año, una capa más. Se llevaron los señalizadores, las garitas, talaron árboles, no dejaron nada. Nunca más volvieron. Hasta hoy.