Cacerolazo de vecinos que claman seguridad

Por Diario Hoy Un centenar y medio de manifestantes protagonizaron una ruidosa protesta. Volvieron las cacerolas y el pedido de urgentes medidas. Exigieron más acción policial.

Cerca de 150 vecinos autoconvocados se juntaron ayer a la tarde en el monumento de la plaza San Martín para mostrar su malestar por la inseguridad que se vive en la región. Golpeando cacerolas y bombos, marcharon unos metros hasta el frente de la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires para reclamar urgentes medidas de seguridad.
Julio Moyano, un vecino de Villa Elvira, fue uno de los organizadores de la protesta. “El primer paso lo dimos desde Villa Elvira, invitamos a los distintos foros de seguridad y luego a través de los medios de comunicación se enteró la gente”, explicó Moyano.

“La propuesta fue hacer sonar la bronca con las cacerolas en mano, las bocinas de las motos y los autos, apagando las luces por 5 minutos. Queremos decir que se hagan cargo. Basta de inseguridad, muerte e impunidad. No nos hagan enfrentar a los pobres con los pobres. El oficialismo y la oposición tienen que estar juntos para asegurar el primer derecho humano: la vida. Acá no es un problema de quién tiene más poder político o económico. Hay que dejar de ser hipócrita y ponerse la mochila de dirigente para buscar la paz social de los argentinos”, sostuvo Julio.

Entre los manifestantes estaban familiares de víctimas de homicidios, como los de Emanuel Monzón (apuñalado por un menor en 4 bis y 610 el 26 de noviembre pasado) y Alejandro Juárez (asesinado de un disparo en 87 y 27 el sábado 29 de noviembre último). Pero también vecinos que, a pesar de no haber sido víctimas, sostienen que la situación es alarmante. “Me enteré por la radio y vine, no voy a esperar a que me toque a mí”, dijo Graciela, una vecina de la zona de 10 y 60.

“No puede ser que tengas que mirar para todos lados cada vez que vas a entrar a tu casa. No se puede confiar en nadie”, agregó Alberto, de 87 años.

Alejandra, de 29 años, familiar de Emanuel Monzón, aclaró que lo que ella quiere es que se haga justicia. “El que mató a Emanuel fue un menor y la ley dice que los de 16 y 17 años pueden ser encerrados y luego terminar de cumplimentar la condena en el Servicio Penitenciario. Es eso lo que queremos y que la Policía deje de perseguir a los pibes de los barrios que no tienen nada que ver con la delincuencia. Los comisarios saben quiénes son y dónde están los delincuentes. Lo que falta es que los vayan a buscar”, opinó la mujer.

Otra mujer, Edit, de 8 y 86, que casi no paró de golpear dos tapas de cacerolas, explicó que “soy una víctima de la inseguridad y no puedo agradecer que estoy viva. A mí y a mi familia nos arruinaron la vida. Hace tres años se metieron en mi casa de madrugada, nos ataron y golpearon durante tres horas. Nos gatillaron varias veces en la cabeza y hasta me quebraron la muñeca. Mi hija, que es discapacitada, ahora sufre de estrés y convulsiones. La UFI n° 3 sabe quiénes fueron, pero este caso sigue impune”.

“En la calle existe la pena de muerte”
“Lo que falta es decisión política. Que se terminen los arreglos entre gobernantes y magistrados. La inseguridad es un drama que no se va a arreglar en lo inmediato. Pero hay que pedirles a los jueces, fiscales y policías que hagan cumplir la ley. La pena de muerte está instalada en la calle. Nos matan por nada”, gritó en la plaza Julio Moyano.