CANSADO DE LOS ROBOS

Jaqueado por los asaltos, comerciante de Villa Elvira, piensa cerrar su local. En cinco meses lo asaltaron siete veces. Según informó El Día, la acumulación de estos episodios delictivos han hecho ahora mella en su ánimo y por eso, sumado al temor que confiesa sentir mientras desarrolla su actividad, analiza, como nunca antes había hecho, bajar definitivamente la persiana de su negocio.Se trata de Edgardo Tagliaferro (49), propietario de un almacén que funciona en la esquina de las calles 5 y 614, donde la semana pasada soportó un nuevo asalto."Como uno ya trabaja con bastante temor por la inseguridad que hay, lo que lleva a cerrar el negocio cada vez más temprano, crucé la calle para ir a mi casa, que está en el edificio del barrio, justo enfrente del almacén, y ahí me encontré con dos jóvenes, que al principio sólo me saludaron", recordó sobre cómo se inició ese lamentable episodio.Enseguida hizo saber que "pero de repente uno de ellos sacó un revólver y el otro un arma blanca, haciéndome saber que se trataba de un asalto. Me los encontré en un pilar, detrás de un arbusto, y tenían sus rostros cubiertos con bufandas".

Tagliaferro citó luego que "me sacaron el teléfono celular, que es lo único que llevaba encima. Pero me pedían con insistencia que les diera plata y como les dije que no tenía, querían hacerme ir al almacén. Menos mal que al instante escucharon unos ruidos, que al no darse cuenta de dónde provenían, los hizo desistir de la idea y escapar rápidamente del lugar".

Más adelante, el comerciante manifestó su impotencia a causa de que "esta clase de situaciones cansan bastante, sobre todo porque hace siete meses que estoy con este almacén y ya tuve, contando este último robo, cinco asaltos"."No sé si estos dos pibes que me llevaron el celular son del barrio, porque tenían la cara cubierta, y si no son los mismos que actuaron en los otros robos. Pero uno se siente mal, porque he hablado con la policía por este tema y me dicen que no cuentan con la cantidad suficiente de móviles para recorrer las calles. Entonces ¿qué garantías tiene uno para trabajar?", se preguntó.

De inmediato, ensayó una respuesta para ese interrogante: "como no tengo la tranquilidad necesaria y siento miedo no sólo al momento de abrir o cerrar el local, sino a toda hora, tengo que pensar bien lo que voy a hacer".Consultado al respecto, consignó que "la idea que estoy viendo es la de directamente cerrar el negocio, porque no es justo que viva indefinidamente con esta preocupación y no haya garantías de que pueda contar con una vigilancia policial más notoria".