Por Realpolitik - Desde el inicio de su gestión, el intendente Pablo Bruera se encargó de hacer notoria su presencia en el sillón municipal, empapelando todo lo que sea posible con la nueva cara de la ciudad, dejando a un lado la clásica combinación de colores propia de los años anteriores.En ese sentido, el cambio de logotipo fue acompañado del rediseño de los nomencladores, folletos, avisos publicitarios, página web, carteles (del Presupuesto Participativo, el cumpleaños de la ciudad, avisos de obra y demás), junto a un largo etcétera.Entre todo aquello, Bruera entendió que sería muy buena idea vestir al personal del municipio de manera tal que pudiera ser redituable políticamente. Y así lo intentó en un inicio, pero el descontento se generalizó y falló en su iniciativa.¿Qué se le ocurrió entonces? Los sueldos municipales se caracterizan, como históricamente lo han hecho siempre, por su bajo nivel. Tomando ese razonamiento como punto de partida, el gobierno municipal entendió que sería buena idea ofrecer 100 pesos extra al personal de exteriores a cambio de vestir la pechera oficial.No es común ver a empleados sin la característica pechera. Esto nos recuerda a la frase hecha que dice: “Cuando hay hambre, no hay pan duro”... ¿Un aumento de sueldo no sería más apropiado, doc?