Por Teódulo Dominguez - Infu Villa Elisa

Carta Abierta al intendente Pablo Bruera

Sr. Intendente:

Alguna vez fuiste concejal y tuvimos varios enfrentamientos, yo como periodista y ciudadano. Eran grescas verbales no beligerantes, no ofensivas. Constructivas. Vos desde tu ambición, ganarle a Alak, ser intendente. Yo desde mi cargo de dirigente de la Interactiva Almafuerte para mejorar la calidad de vida de la gente. De toda la gente, no la "del partido".
Alguna vez hiciste una defensa muy fuerte del Banco Municipal y te recordé que no tenías autoridad moral porque, como amigo y aliado de Alak, avalaste cada informe de Alak sobre esta entidad bancaria, sabiendo que estaban enterrando el banco.
Otra vez, cuando vos e Iván Maidana, desde la banca opositora a Alak denunciaron el supuesto uso de dinero público para levantar el estadio de fútbol de un club platense de Alak, sobre la 25, los invité a los dos para hacer la nota “in situ”, y los dos se negaron porque “no tenían tiempo”. Ahí advertí que los discursos en el recinto era "pour la galerie", para la gilada.
Así y todo, no me disgustó que alguien desplazara a Alak, vos o cualquier otro, y terminara con una hegemonía vergonzosa de 16 años de poder en beneficio propio y nada en beneficio de 600.000 habitantes.
Desde mi bunker pensé, luego de verte imitar la dinámica de Kennedy de golpear puertas y apretar dedos, que ganarías las elecciones. Supuse que algo habías aprendido de los desastres cometidos por Alak y hoy confieso que no sólo no aprendiste sino que estás cometiendo errores que Alak no había cometido.
Mejor dicho, lo estás imitando y mejorás la apuesta.
Tengo un amigo, Rubén Calandria, laburante de 24 horas, cantor, locutor, prestador ad honorem de servicios al voleo, un tipo que lo llaman para animar un espectáculo folklorista en beneficio de un “cumpa” en desgracia y se pasa 24 horas hablando en El Estribo. Rubén Calandria es uno de los pocos ciudadanos que se pasa el día pensando que puede hacer por el otro y a veces, en esta aventura sociológica, advierte al fin del día que no le alcanza para comer.
En otra circunstancia me hubiera abstenido de hablar de Rubén Calandria. Hoy estoy invocando a los dioses del Olimpo para que me arrimen todo lo que fue en su vida Rubén Calandria ayudando al prójimo.
Hoy observo desde hace varios meses que el libertador Pablo Bruera se ha obstinado en destruir a Rubén Calandria porque este hombre integra la entidad “Amigos de la bandera grande” que yo fundé.
Te equivocaste feo Pablo Bruera.
Es conmigo que tenés que desquitarte, no con la gente que nos damos una mano para sostener en alto, cada día, a nuestra enseña nacional en la plaza central de Villa Elisa.
El desquite ya lo hicieron Alak al condenarnos a esperar dos años y medio para darnos la habilitación e instalar la bandera en la plaza Luis Castells.
Ahora lo están haciendo vos y tus colegas de Villa Elisa, pero de la peor manera.
Las reglas de juego, aunque vos las trasgredas, están en vigencia.
Una, no se destruye al hombre desde el poder, con la ayuda del poder y con el placer del poder.
La gente honorable da una mano al adversario, cuando el adversario está caído.
La gente no honorable, usa al poder para destruir moralmente al adversario y goza con su persecución hasta hacerlo caer.
¿Me explico?
Me explico. Rubén Calandra se gana la vida con la venta de alimentos para chicos, de juguetes para chicos y, para ello, sale a la calle con su carrito pintoresco y se instala, entre otros lugares, en la puerta del Parque Ecológico.
* Mientras decenas de coches pasan luces rojas en Centenario y amenazan la vida de grandes y chicos, sin que Control Urbano se los impida,
* mientras estos mismos vehículos con vidrios polarizados atraviesan Villa Elisa a 120 k/hora sin que Gustavo Luzardo se dé por enterado y las unidades de Control Urbano no paren ni a los funcionarios truchos que simulan ser funcionarios, y también ponen en grave riesgo la vida de la gente de Villa Elisa,
* mientras sigue funcionando la ocupación ilícita e ilegal del quiosco de comidas y bebidas, permitido por Alak en la plaza central de Villa Elisa, ensuciando el lugar, secando su césped, restando espacio a grandes y chicos que frecuentan el paseo,
* mientras supermercados extranjeros sobre Centenario y Arana invaden con sus basuras y estructura fijas metálicas las aceras que son del público y Luzardo, Control Urbano y la misma Intendencia miran para el costado y con ellos cometen la grave falta de no cumplir con su deber ni las normas comunales
* mientras en el área céntrica el delegado nombrado por vos, “a dedo”, queda bien con sus amigos de cuadras ocupadas con vehículos que usan la calzada como playa de estacionamiento y obligan a los conductores a largas esperas en colas de 2 cuadras aguardando la luz verde
* mientras ocurren decenas de casos de indebida ocupación de la acera, que exigen la intervención directa de tu delegado de Villa Elisa y la presencia efectiva y eficiente de tus inspectores de Control Urbano,
* mientras caminar por la plaza Moreno, de La Plata, es un torneo de habilidad para eludir las bicis y motos que se te vienen encima entre la Catedral y la Municipalidad,
* mientras la gente continúa exigiendo, como en los 16 años de Alak, que vos y tus funcionarios crean las bicisendas y sendas peatonales en Arana y otras arterias
¿en qué están ocupados tus inspectores de Control Urbano?
Están ocupados en Rubén Calandria, entre otras inspecciones “importantes”.
Hace un mes estaba el pintoresco carricoche de Calandria sobre Centenario, en la puerta del Parque Ecológico, con sus globitos al viento, sus pochoclos, sus dulces, porque con esto Rubén come y gana dignamente su sustento, al mismo tiempo que no constituye peligro alguno para la sociedad, porque Rubén no es un delincuente suelto por gracia de un juez que lo dejó libre después de violar a una nena de 8 años, porque Rubén no jode a nadie ni en el lugar que está ni con su trato con la gente, ni con nada Rubén es un mal ejemplo,
Por todas estas razones se le apareció ¡oh dioses del Olimpo que denunciaron a Rubén por perverso, ocioso y mala gente! una unidad de Control Urbano y le ordenó que allí, en la puerta del Ecológico estaba cometiendo una gravísima falta de “venta ambulante” no permitida por los sagrados cánones municipales, -los mismos que te permiten a vos quebrar la promesa de hacer público todos tus números de entradas, salidas y saldos y evitar así la muchas veces prometida “transparencia”. Por lo tanto Rubén debía abandonar el lugar so pena de ser seriamente sancionado por la autoridad pública que, por supuesto, está hecha a tu imagen y semejanza, vía interpretativa.
Muy preocupado, Rubén fue a visitarlos al Palacio. Lo atendió un secretario tuyo. Prometió ocuparse. Todavía está esperando una respuesta. ¿Cómo era eso del árbol caído, señor secretario?
Rubén cometió un error, pobre Rubén, y creyó que su falta grave era que su carrito era demasiado visible. Si se corría un poco más adentro, sin entrar al parque, pasaba inadvertido de la gran avenida y se ponía con su carrichuelo cerca de la entrada del Ecológico, podría recuperar su actividad, no embromaba a nadie y todos en paz, incluido el benemérito director del Parque, ex concejal cristiano Reyes, quien no se atreve a defender a Rubén por miedo a que vos lo dejes sin su actual canonjía.
Por supuesto, tampoco te habló tu delegado Gustavo Luzardo, a quien le pregunté si la orden venía de él y lo negó.
Decía que Rubén se equivocó y te pruebo esto de inmediato.
Cuando Calandria creyó que todo había pasado, que allí no molestaba a nadie ni desmerecía la imagen incólume que Control trata de establecer en Villa Elisa, hete aquí que días después aparece otra vez un coche de Control Urbano, lo amonestan sus inspectores con todas las letras del reglamento del infalible cuerpo de inspectores y le hacen un acta.
A partir de ahora, Rubén, el “delincuente”, “trasgresor”, “mal vecino”, “pésimo comerciante”, “ejemplo deplorable de moral y rectitud, atenete a las consecuencias.
¿Qué viene después del acta? ¿Una citación? ¿Un viaje a La Plata para recibir una amonestación, tal vez una multa?
¿Será necesario, Pablo Bruera, que tu amigo monseñor Aguer lo reciba, le aplique una reprimenda, le haga rezar unos 10 padresnuestros y otras 10 avesmarías, lo sancione con el Código vaticano y tal vez de esta forma logremos, todos, que Rubén se porte un poco mejor, aunque se muera de hambre?
¿Hay que esperar tu justicia, Pablo Bruera, intendente elegido de La Plata con el 25% del electorado, nuevo y flamante restaurador de las leyes?
Puedo dar fe que Rubén Calandria es un trabajador. Este título es suficiente para que vos, tu gabinete y todos los inspectores del municipio, en doble fila y de frente, saluden a este hombre para rendirle honores y desagraviarlo.
Ser un trabajador es el título más honorable y honorífico que se le puede entregar a un hombre y una mujer, en un mundo, donde no es costumbre a través del trabajo honrado, decente, eficiente que se reconocen las medallas de un ciudadano actual.
Tratemos de hacer una prueba, inocente. Si alguien propusiera que a todos los miembros de tu gobierno y del concejo deliberante, como condición para seguir en sus puestos, juraran que se ganan el sueldo con los mismos atributos que exigía el Dr. Favaloro ¿cuántos quedarían confirmados, incluido el jefe del Departamento Ejecutivo?
Te consta, Pablo Bruera, que una minoría muy importante de la población trata de conseguir sueldos sin trabajar, ocupaciones bien rentadas sin emplear mucho esfuerzo, horas extras las que vengan y provocadas, planes “jefes de hogar” sin trabajar, tarjetas de beneficencia sin trabajar, comidas sin trabajar y muchas ventajas más, todas sin trabajar.
En ninguno de estos casos, Pablo Bruera, le mandás una patrulla de Control Urbano.
Me hacés acordar al famoso payaso que Alak prohibió ganarse el pan en la vía pública porque era un “comerciante ambulante”. Se ponía en el Hospital de Niños y Control Urbano lo corría; al otro día se aparecía en el hospital de Gonnet y allí estaba Control Urbano para echarlo; de las plazas lo corrían, de las puertas de las escuelas lo corrían. Hoy Alak, perseguidor de payasos, es representante de Kirchner en AA.¿No es un amor? ¿No será tu caso?
Rubén Calandria acaba de pedir licencia en “Amigos de la bandera grande” porque necesita un período de descanso.
Por supuesto, se lo hemos concedido.
Quiero decir que vos, tu gente de Control Urbano, tal vez Luzardo, tal vez Reyes y todos los que ignoran a un hombre ímprobo, decente, honrado, trabajador, benefactor social mil veces con su arte, su locución, su canto y su guitarra, ejemplo de bondad y solidaridad, el mismo que una vez a vos y tu secretario personal “Rafa” Irigoiti les cedió un espacio en una radio local para que difundieran su propuesta electoral, ese mismo Rubén Calandria, ya no está en la calle ganándose la vida y tampoco está en “Amigos de la bandera grande” donde era un eximio defensor de nuestra enseña en la plaza mayor de Villa Elisa.
Podés estar orgulloso. Vos, los inspectores que sólo ven a los “Rubén Calandria”, todo tu gabinete. Ha triunfado el bien sobre el mal. Batman, Robin Hood, Ricardo Corazón de León, el Che Guevara, son un garbanzo de descarte al lado de tu “troupe” de justicieros.
Si bien tus grandes triunfos ni son grandes ni son triunfos, esta confirmación de que has logrado reducir a Rubén Calandria a la condición de ciudadano respetuoso de tus leyes, debe ser motivo de alta satisfacción por el éxito de tu gestión. Congratulations.
Es más importante el respeto a las normas de Control Urbano que aumentar el índice de ocupación y mejorar el consumo que tanto está preocupando al gobierno nacional.
Bien Pablo Bruera, ahora estoy seguro que tus próximos tres años serán muy importantes y el mismo Vaticano te invitará en 2009 a trasladar Control Urbano, por su experiencia en represión de pochocleros, a la plaza San Pedro.
Teódulo Domínguez