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Los concejales juegan al rompecabezas

La semana comenzó movida en el Concejo Deliberante local, los concejales de las distintas bancas buscan dividir las delegaciones municipales. Se trataría éste miércoles pero pasaría a la Comisión de Estudio. Existe un proyecto presentado por el Frente Renovador Platense y otro por el Partido Justicialista. Uno propone dividir a Villa Elvira en tres y la otra la creación de la delegación Arana.
El primero de los proyectos, impulsado desde la bancada bruerista por el concejal Cristian Vincent, propone la creación de 18 centros comunales. Dicha presentación causó una andanada de reclamos en el norte de la ciudad, ya que, los vecinos no quieren perder el privilegio de pertenecer a Villa Elisa y pasar a ser vecino de Arturo Seguí, por ejemplo. También propone la conformación de una comisión de límites para determinar las fronteras. El mapa “Vincent” contempla una ciudad con 18 delegaciones.
Uno de los proyectos para reformular el actual sistema de centros comunales fue presentado por oficialismo y el otro por el alakismo y ninguno de ellos sería aprobado en la sesión de mañana, ya que ambos serían enviados a estudio de la Comisión de Legislación, según trascendió. El segundo proyecto fue presentado por José Arteaga FyP-Pj, plantea una atomización aún mayor del mapa de las delegaciones y en ese marco propone crear nueve centros.
Con respecto a Villa Elvira, el edil local, conocedor de la localidad, desea dividirla en tres: Villa Elvira Centro, Aeropuerto y Villa Montoro.
Las iniciativas tienen puntos de coincidencia y se basan en un marco ideal. En este caso, los concejales justicialistas, en bancadas diferentes, perdieron de vista que “la única verdad es la realidad” y eso indica que las delegaciones, salvo alguna excepción, están desvastadas y con falta de herramientas y maquinarias. No son operativas y brindan muy pocas respuestas a los vecinos. Bueno sería que primero se trabaje en los roles y funciones de una delegación. El personal y los recursos necesarios que deben manejar; al igual de las herramientas y maquinarias mínimas necesarias. Dejando establecido estos puntos, de ahí en más, deberían trabajar con la lapicera divisoria.
No está mal dividir las localidades, siempre y cuando el vecino lo acepte, para brindar un mejor servicio. Para que la respuesta sea “es lo que hay” dejen las lapiceras tranquilas.